Nine Songs

“Cada orquídea se parece a un determinado insecto, así que el insecto se siente atraído por esa flor, su doble, su alma gemela, y no hay un anhelo mayor para el que hacerle el amor....

 

...hacerle el amor, cuando el insecto se aleja, divisa otra flor alma gemela y le hace el amor, polinizándola, y ni la flor ni el insecto entenderán jamás el significado de este acto de amor, pero ¿cómo van a saber ellos que gracias a su danza el mundo sigue girando? y así es, por el simple hecho de hacer lo que están llamados a hacer ocurre algo grande y magnífico, en ese sentido nos enseñan a vivir, nos enseñan que el único barómetro que tenemos es el corazón, y cuando descubres tu flor no puedes dejar que nada te aparte de ella.”

(De la película Adaptation: El ladrón de Orquídeas, de Spike Jonze)

Algo parecido a lo que pensaba el genial guionista Chalie Kauffman al escribir el guión de Adaptation, debió pasarle por la cabeza al Director y guionista de Nine Songs, Michael Winterbottom, cuando se enfrentó a la adaptación de la novela Plataform del políticamente incorrecto Michel Houellebecq. La tarea no resultaría fácil; mostrar explícitamente en el cine comercial, la historia de una atracción, de una pasión, plena de complicidad y cariño; parecía a priori demasiado avanzada para una sociedad hipócrita que es capaz mostrarse impasible, cuando ve la muerte y el horror cada día en las noticias de las tres, pero que no duda en tachar de pornográficas las imágenes explícitas de dos personas demostrándose su amor y pasión, sin la tan manida sábana que todo lo tapa y que se antoja tan alejada de la realidad de las relaciones sexuales reales.

Efectivamente, desde que los hermanos Lumiere crearan la fábrica de sueños que es el cine( y pese a la ignorancia de la que hacían gala, acerca de la magnitud de su creación con su fatídica frase: “Mi invento se explotará durante un cierto tiempo como curiosidad científica; pero, aparte de eso, no tiene ningún valor comercial, cualquiera que sea”), no ha sido hasta el año 2.004, que un Director se ha enfrentado a mostrar imágenes de relaciones sexuales plenas, sin que tenga que clasificarse a la película como “X”.

Tal y como el propio Winterbottom se preguntaba al leer Plataform, ¿por qué no había problema para editar un libro lleno de sexo  y sin embargo el cine, que está mucho más preparado para ello, no? Cuando vemos hasta la saciedad como los productores de Hollywood, meten a martillazos escenas de sexo que nada aportan a los argumentos de la mayoría de las películas comerciales, con la velada intención de mostrar en paños menores a la estrella de turno y así poder conseguir una nueva casa aún mayor en la que quepa su agrandado ego, tras la exitosas cifras de recaudación que  ha obtenido el bodrio infumable al que nos suelen someter, y todo ello, dicho sea de paso, con nuestra total conformidad. Cuando el mundo en el que vivimos, y por ende, la maquinaria Hollywoodiana, nos enfrenta a diario al consumo frenético de todo tipo de productos insípidos, en los que la excusa es el mostrar un centímetro más de piel de nuestra actriz o actor favorito, en cualquier película de pseudo romanticismo ficticio; justo en ese momento surge una propuesta arriesgada, turbadora para algunos, y masturbadora para otros, en la que se muestra la realidad de la pasión y el amor, acompañando las imágenes con canciones sublimes como “Debbie” de Michael Nyman, mientras se articula un cuidado juego de luces que le da, en algunos momentos, el toque poético que distingue a esta película de una vulgar película pornográfica.

Pese a lo sugerente del planteamiento inicial, desgraciadamente el director desaprovecha la magnífica oportunidad de ahondar en la relación e ir más allá, adentrándose en otras cuestiones que forman parte de toda relación amorosa, como puedan ser los celos, la desconfianza, las inseguridades, o el simple desamor. A ello supongo que contribuyó la falta de guión escrito previamente, rompiéndose así con la estructura narrativa que en este caso, casi con toda seguridad, habría engrandecido este título.

Aún siendo, en cierto modo, razonables las críticas que recibió la película en su estreno acerca de lo inapropiado de ciertas imágenes o la falta de contenido argumental,  yo, por si acaso, prefiero quedarme con la versión más poética de la película, la búsqueda que lleva a cabo Matt-personaje principal de la película- de su flor, su doble, su alma gemela, Lisa….. porque como escribió Charlie Kauffman, cuando descubres tu flor  no puedes dejar que nada te aparte de ella. Ahora os toca a los que no la habéis visto ¿Vosotros con que os quedáis?

Lo mejor de la película: lo desgraciadamente arriesgado de la propuesta.

Lo peor: desaprovechar la oportunidad de filmar una gran película.

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