Título original The Help
Año 2011
Duración 137 min.
País USA
Director Tate Taylor
Guión Tate Taylor (Novela: Kathryn Stockett)
Música Fernando Velázquez
Fotografía Stephen Goldblatt
Reparto Emma Stone, Viola Davis, Bryce Dallas Howard, Sissy Spacek, Octavia Spencer, Jessica Chastain, Ahna O'Reilly, Allison Janney, Anna Camp, Eleanor Henry, Emma Henry, Chris Lowell, Cicely Tyson, Mike Vogel, Brian Kerwin
Productora reamWorks Pictures
Valoración 6.8
Basada en un best-seller(“TheHelp”, título original del film) de la escritora KathrynStockett, CRIADAS Y SEÑORAS se ha convertido en uno de las sorpresas de la cartelera norteamericana de este año. Producida con un modesto presupuesto de unos 25 millones de dólares, el segundo film dirigido por el actor Tate Taylor ha recaudado en su país de origen más de 164. Una vez contemplada, cabe convenir que no es de extrañar semejante éxito, pues nos hallamos ante un sencillo melodrama social, que sabe aprovechar convenientemente algunos apuntes bien jugosos en torno al asunto central que le da origen.
Década de los años sesenta, una pequeña población del condado de Misisipi. Sur de los Estados Unidos. Ámbito geográfico y época, pues, en los cuales la legalidad vigente aún daba cobijo a una de las mayores vergüenzas legales que ha existido jamás en el pasado siglo XX: la merma de derechos civiles infringida contra la población negra. Años, también, en los que por fortuna , al mismo tiempo, estaban ya tomando cuerpo la protesta social frente a esta onerosa circunstancia. CRIADAS Y SEÑORAS se circunscribe, por lo tanto, dentro lo que podríamos establecer como subgénero dramático que, agrandes rasgos, se caracteriza por abordar el tema de la segregación racial.
La joven Skeeter ha concluido sus estudios universitarios y regresa a su pueblo con ánimo de desarrollar allí su pasión por la escritura. Pronto vemos que anda en conversaciones con una editora neoyorkina. Ésta, por teléfono, le exige una cierta originalidad en el tema y en el tratamiento de lo que habrá de ser su primera publicación. A Skeeter le ronda por la cabeza un posible argumento: la exposición del afrentoso vasallaje que ella constata en el trato a la población negra que vive en su pueblo.
La película de Tate Taylor incide en el método de trabajo que Skeeter emplea para que tome cuerpo su particular y arriesgado proyecto. La joven intentará que le ayuden las confesiones de alguna de las criadas que trabajan al servicio de sus amigas de toda la vida. La primera de ellas será Aibellen, una mujer que ha pasado toda su vida cuidando niños blancos, y que sólo sabe aliviar la pérdida del suyo propio volcándose en su profesión y acudiendo al descaro conversador y amistoso de su amiga Minny, otra mujer negra que trabaja a las órdenes de HillyHolbrook, la más perversa e influyente de las viejas conocidas de Skeeter.
Lo mejor que cabe destacar de una propuesta tan clásica, tan, en principio, poco novedosa como la que transita CRIADAS Y SEÑORAS es la modestia emplazada por su realizador para resolverla. El film evita cualquier conato de grandilocuencia aferrándose a un propósito que condiciona amablemente su comedido devenir. Este propósito es el afán por circunscribir un malestar histórico gravísimo a un ámbito doméstico que explora de forma desprejuicidamente válida.
En la película prevalece la exposición de una historia, de estructura, desarrollo y argumento muy convencional, pero que permite la exhibición de una realidad habitual poco emplazada en celuloide. Nunca hay un desmedido –y baldío- esfuerzo por la más previsible propugnación denunciativa descarada y esto hace que el realizador se emplee a fondo en la descripción de la cotidianeidad de todos los personajes: la de los hábitos raciales asumidos con normalidad por los pertenecientes a la capa superior (blanca) y la de los asumidos por obligación por parte de la casta sometida. CRIADAS Y ESPOSAS deviene así un curioso fresco de pequeñas miserias cotidianas, todas ellas instaladas en la vivible ceremonia de imposiciones que impone la actividad interna de un hogar. Los flecos no violentos de un esclavismo aún inconcluso.
De esta forma, haciendo mediar un saludable sentido del humor (empleado sobre todo en la concreción de las “señoras), la película cuaja sus mejores momentos cuando se inmiscuye en aspectos como la problemática urinaria en la utilización de los cuartos de baño, en el miedo a contar historias, en los trucos culinarios de cocina –el pollo frito enharinado-, en el menosprecio de las madres por los vástagos que cría la servidumbre y, sobre todo, vehiculando una relajada comicidad mediante situaciones tan bien apuradas como la que origina un pastel casero hecho con un ingrediente sorpresa muy especial.
Film astutamente costumbrista y ajustadamente coral, poco a poco va dejando emerger una sentida reflexión generacional y educativa, que se apropia del contenido más reflexivo de todo el metraje: la evidencia del sino íntimamente trágico, acatante y decepcionado de unas mujeres, “tutoras” casi todas ellas de unos niños, que, dada la inercia social instalada, habrían de acabar mimetizando el comportamiento de sus padres, en contra de las enseñanzas de los afectos de quienes habían sido sus verdaderas madres en la sombra.
A la película le sobra un final a todas luces condescendiente en exceso, que no casa con la verdad particular que ha sabido desvelar indagando por entre cocinas, salones, comedores y demás estancias de interior. Sin embargo, semejante concesión no da a al traste con las evidentes virtudes de un film limpio, ameno, magníficamente interpretado que concreta muy bien la pequeñez desde la que se origina.
