Título The Avengers
Año 2012
Duración 135 min.
País USA
Director Joss Whedon
Guión Joss Whedon (Historia: Joss Whedon, Zak Penn)
Música Alan Silvestri
Fotografía Seamus McGarvey
Reparto Robert Downey Jr., Chris Evans, Mark Ruffalo, Chris Hemsworth, Scarlett Johansson, Jeremy Renner, Tom Hiddleston, Samuel L. Jackson, Cobie Smulders, Clark Gregg, Gwyneth Paltrow, Stellan Skarsgård, Stan Lee, Harry Dean Stanton
Productora Marvel Studios / Paramount Pictures
Valoración 7.5
Muchas eran las opciones que podría plantear una producción del tipo de esta esperadísima LOS VENGADORES, un film que supone la confluencia final de varios films anteriores, distintos entre sí, pero preconcebidos para esta definitiva convocatoria.
Seguramente, la más tentadora, dada la magnitud de las expectativas generadas y del conocimiento generalizado del comic que la fundamenta, hubiera sido la de vivir de rentas previas, la de tirar por el cobarde camino del medio o por el lelo atolladero de lo fácil. Limitarse, en definitiva, a la mera exhibición pirotécnica, superficial y fanfarrias de una historia en la que se da cita un buen puñado de superhéroes.
Por fortuna, el equipo artístico convocado para la cita a tantas bandas ha sabido esquivar la tentación de degradar el festín hasta los límites vomitosos de un TRANSFORMERS cualquiera, o a la infamia tontuna y patrichunga de la reciente BATTLESHIP.
Es más, una vez contemplada, podemos asegurar que está muy por encima de las nefastas EL INCREIBLE HULK (2008) y THOR (2011), que es superior a las dos IRON MAN (2008 y 2010), y que está a la altura de la notable EL CAPITÁN AMÉRICA (2011). Da la impresión de que el modelo a seguir ha sido la observación de la formula dramáticamente sólida con la que se sostenía ésta.
Lo primero que cabe saludar de LOS VENGADORES es, por lo tanto, el esmero con el que Joss Whedon, director y guionista del film, ha pergeñado la obra. Es más que palpable que ha decidido emplearse a fondo en esta opípara oportunidad prestada. La película exhibe la voluntad de un notable artesano del hacer cinematográfico.
Hay que ser muy valiente y muy capaz para poder solventar con el fuste que él lo hace toda la excelente primera hora del film. La notabilidad de éste se cimienta en un proceso de creación previa que, por desgracia, hoy en día, muy pocos de los “muevecámaras” aparatosos que desahucian al noble y necesario cine comercial disponen a sus petardos: la escritura de partida, en tanto que elemento indispensable para la caracterización de los personajes.
La “falasamente” vulgar escena de apertura es, a tal efecto, toda una declaración de principios. La irrupción de Loki en el centro de seguridad y su posterior escapada con el preciado cubito todopoderoso no invita precisamente al festín posterior. Sin embargo, da la impresión a que Whedon con ese gran sepultamiento de tierra con el que concluye intenta zanjar su postulación: su película no va a ser eso.
Y no lo es, porque a continuación asistimos a una formidable presentación de todos los personajes. Whedon da la bienvenida a todos y cada uno de ellos teniendo en cuenta el precedente individual sobre el que han sido configurados con anterioridad, pero –y esto es lo importante- emplazándolos dentro de esta aventura en grupo como si ésta fuera la primera.
Es decir, LOS VENGADORES no funciona en ningún momento como el capítulo final de una magna operación por episodios, sino que se fundamenta en un dispositivo argumental que los reorienta autónomamente. El film de Whedon no es una burda confluencia de todopoderosos, sino un firme artefacto fílmico que reclama, propone y logra su válida independencia.
De ahí que la trama –contra las expectativas de quien pensara que la cosa iba a ir de desmelene de poderes varios- principie sobre una ocurrente descripción de las variopintas personalidades que convoca. En este sentido, LOS VENGADORES recuerda la impecable solvencia descriptiva que Matthew Vaughn dirimió en la modélica X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN.
No resulta baladí la insistencia en los esfuerzos de Nick Furia por tratar de dar cohesión al grupo, pues se podría decir que es la misma que Whedon frente al film: la abolición del simple lucimiento de eminentes individualices en aras de una compacto fundamento de unión.
Resulta admirable como el itinerario narrativo maquinado va convocando a sus ilustres criaturas con una progresión en la que siempre hay una causa de por medio. Una causa y un matiz psicológico y personal que es diferente en cada caso.
La intuida relación personal entre La Viuda Negra y Ojo de Halcón, el traumático pesar de Bruce Banner/Hulk, el ajuste de cuentas fraternal que arrastra Thor o el ego desmedido y engañado de Tony Stark/Iron Man son pinceladas que, dentro del serio planteamiento de partida exclamado por Whedon, adquieren una importancia mucho mayor que la facultad física o mecánica que los caracteriza.
De ahí que sorprenda muy positivamente la creíble fisicidad del film: digamos que la vertiente humana de todos los superhéroes apabulla a la proeza de su capacidad. Todos sufren, todos son conscientes de sus limitaciones y de sus fisuras. El conflicto personal es tan importante como la misión a saldar.
Así, por ejemplo, no podemos más que rendirnos frente a la calculada intensidad con la que está observado, por ejemplo, el malestar personal que acompaña a Bruce Banner. Whedon acredita su férrea implicación al retrasar tanto la aparición de Hulk: ésta acontece contra la propio deseo del doctor y, fundamentalmente, cuando el relato lo exige como necesario, no como un capricho del director o de la zafiedad autosuficiente de otra posible desahogada trama.
La hora final –no podía ser de otra forma- ofrece el manjar requerido. Whedon solventa con una estupenda pericia la esperada batalla. LOS VENGADORES no defraudan y revela su contundente apuesta por la acción. Una acción a la que no desestabiliza algún que otro jugoso apunte cómico (el enfrentamiento entre Loki y Hulk).
Lo dicho, afortunadamente, LOS VENGADORES han logrado una adaptación cinematográfica que está a la altura de su categoría original. Su fuga de la viñeta ha definido un viaje que no maldice esa transformación en criaturas en movimiento. Para los tiempos que corren, es mucho más que suficiente.
Y Joss Whedon, como Matthew Vaughn, se convierte en objetivo a seguir.