Título original: X-Men: Days of Future Past
Año: 2014
Duración: 130 min.
País: Estados Unidos
Director: Bryan Singer
Guión: Simon Kinberg (Historia: Simon Kinberg, Matthew Vaughn, Jane Goldman)
Música: John Toman
Fotografía: Newton Thomas Sigel
Reparto: Hugh Jackman, James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Nicholas Hoult, Ian McKellen, Patrick Stewart, Ellen Page, Shawn Ashmore, Omar Sy, Peter Dinklage,
Productora: 20th Century Fox / Marvel / Bad Hat Harry Productions
Nota: 6.8
Hay que reconocer, por lo menos para quien esto escribe, que la noticia de que la continuación de la muy remarcable X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN recayera en manos de Brian Singer no era la mejor buena nueva que podía esperarse. Uno de los encargados de que la primera trilogía de la saga X-MEN no fuera capaz en ningún momento de escapar a una megalómana mediocridad, en principio, no parecía el operario hollywoodiense más indicado para hacerse con las riendas de la reformulación emprendida por el notable Matthew Vaughn.
X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN se convirtió en una modélica puesta al día del género de la ciencia ficción proveniente del mundo del cómic, que fundamentaba su reconducción en el planteamiento de un combate dramático entre personajes gracias al cual éstos se desentumecían de la simpleza machacada contra la que les había dejado convertidos los tres primeros films. La solución de maquinar un inicio anterior a los protagonistas tal y como los principiaba el relato de la primera X-MEN -la del 2000- era manejada con una rotundidad, una sorpresa y un sentido del humor realmente entusiastas.
El reto ante un film como X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN se antojaba, de primeras y además, de naturaleza doble: por un lado el mentado peso de su inmediata predecesora y, por otro, la responsabilidad de hacer frente al excelente cómic original que da soporte a este episodio en particular. Convendremos pues que, a priori, saber que semejante tarea había recaído en el perpetrador de insustancialidades del calibre de X-MEN 2, SUPERMAN RETURNS, VALKYRIA o JACK EL CAZAGIGANTES era como para desear un ojo nuevo a quien hubiere tenido el ojo de escogerlo. Pues bien, afortunadamente, el previsible descalabro o degradación no ha sido tal. Singer ha sido capaz de dar lo mejor de sí mismo y, contra pronóstico, los muebles de la saga en su actual estado de doblamiento temporal han quedado salvados.
X-MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO viene a significarse como una digna sucesora del periplo antecesor. No llega a alcanzar los grados de desparpajo, novedad y consistencia de aquella, puesto que la altura de su complejidad así lo conlleva. Digamos que el principal escollo que plantea es, al mismo tiempo, la virtud mediante la cual se granjea sus puntos culminantes. En la honestidad con la que afronta su planteamiento, contradictoriamente, se halla el obstáculo que en algunos momentos no puede salvar. Es decir, la apabullante dificultad de convocar a los mismos protagonistas viviendo sendas tramas paralelas, organizadas en tiempos disímiles, y desarrolladas con multitud de peripecias pululadas en ambas obliga a una serie de decisiones narrativas que asumen, globalmente, un riesgo mayor no solucionado con la fluidez y el equilibrio requeridos.
El cúmulo de personajes importantes obliga al guión a tratar de hacer justicia a cada uno de ellos. Se nota, escena tras escena, que los autores del libreto intentan en todo momento que ninguno de ellos quede convertido en pelele, en comparsa, en agravio aparecido para mera convocatoria degradante. Singer, por su parte, mima espectacularmente la progresiva aparición de cada uno de ellos brindando un sugestivo espectáculo audiovisual en el que, siguiendo el ejemplo de X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN, las escenas de acción (potentísimas las del arranque, las del hombre veloz, la del asalto en Paris, o la que escenifica el reencuentro de Magneto con su casco) están bien contrarrestadas con otras en las que el combate dialéctico entre personajes es esencial (la citación de personajes históricos reales está perfilada con ironía y pertinencia). El film resulta siempre ameno, nítido y tenso.
Sin embargo, ese afán por pasar revista estelar a todos los protagonistas, esto es, por procurar que cada uno de ellos justifique su convocatoria exhibiendo una causa escenificada con pertinencia y brillantez (hasta a Lobezno se le adecua una peripecia inscrita en sus films protagonizados en solitario: el afán confluidor es muy evidente) pasa la previsible factura del alargamiento del metraje y del la irregularidad de soluciones. No todos poseen la misma intensidad y, además, el fundamental choque de caracteres habido entre los personajes interpretados por James McAvoy y Michael Fassbender queda un tanto oscurecido.
En resumen, un buen film de ciencia ficción que, por lo menos, tiene la virtud de no ser el esperado, de pasar por encima de los peores presagios, de no menguar el cúmulo de hallazgos del que le antecede y de dejar apetito por el que se supone será el último fin de esta saga.