Dos horas de minidescargas electrícas nos ofrecieron el trío Havalina (cuarteto durante algunos temas) la noche del sábado 1 de junio en la Sala Cats.
Con una puntualidad sorprendente Manuel Cabezalí y los suyos se hacían con el escenario y nos fueron introduciendo en su mundo con Las Hojas Secas, aunque la mayor parte de la audiencia al concierto aún no había entrado a la sala, con suerte pudieron llegar para la descarga de adrenalina que reserva el tema para el final.
Ya se empezaba a notar un poco más el calor, y entre manifestaciones de alegría por parte del grupo por tocar de nuevo en la capital nos fueron metiendo en faena, Agosto en Bogotá, fue la siguiente en desfilar por el escenario con un público que comenzaba a despertar del letargo.
Letargo del que salimos por completo con Imperfección con una magnífica ejecución en todo momento, la verdad es que así se disfruta mucho mejor, cerrar los ojos, sentir el pulso acelerado y ponernos nerviosos, muy nerviosos.
Para seguir manteniendo el pulso acelerado sonaba La Antártida Empieza Aquí, Viaje al Sol, la coreadísima Norte y Viernes, procedentes de H (2012, Origami Records), su último trabajo, el cual se acaba de editar en vinilo y se estaba vendiendo en el puesto de merchandising esa misma noche, recien salido del horno.
Como anticipo a algo grande, consiguieron bajarnos las pulsaciones con la preciosa La Ley de la Gravedad, pero lo más sorprendente venía justo después. Regocijo general con los primeros acordes de A Golpe de Bisturí, uno de esos temas que no suelen sonar mucho en los directos de Havalina, procedente de Junio (2008, Estoescasa!), al igual que Sólo Pienso en Mí, tema canalla donde los haya.
Y después, tras Objetos personales, uno de los momentazos de la noche, llegaba de la mano de Incursiones procedente de Imperfección (2009, Origami Records).
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Incursiones, podría haber escrito toda la crónica basándome en lo que se siente con este tema, pero tampoco quiero que se encasille a Havalina como algo que no es, pero juro por el ojo pipa de Thom Yorke que en ese mismo momento habría saltado al escenario a darle lo suyo y lo de su primo al señor Cabezalí. Por suerte, para mi reputación y por no dar ese tipo de espectáculo, me dediqué a lo que, supongo, casi todo el mundo allí: montarme mi propia película.
En la parte final del set, les acompañó Jaime Olmedo al bajo, mientras Manuel Cabezalí e Ignacio Celma se ocupaban de sendas guitarras, destacó, sobre todo, la energía de Javier Couceiro a la batería en Mamut, que por momentos parecía que saldría despedido por el techo de la sala. Y el misticismo de Música Para Peces, fue el cierre momentáneo del set previo a los bises.
Tres temas, dos de H, Cuando Todos Duermen y Animal Dormido, Animal Despierto y Desierto procedente de Las Hojas Secas (2010, Origami Records) fueron suficientes para cerrar las dos horas de concierto, en una noche en la que agradecimos entrar un poco en calor.
Texto y Fotos: Nieves Solano
