Yo era una de esas personas escépticas al leer la frase “La vida es aquello que pasa entre Sonorama y Sonorama” pero después de asistir por primera vez al festival, entiendo el sentido de la citada frase.
Es normal sentirse encantada en un festival en el que la nota predominante es el buen rollo. Buen rollo que se veía nublado, únicamente, si estabas en el camping y tenías necesidades fisiológicas de menor o mayor cuantía a partir de la tarde del jueves que, junto con el miércoles, fue el único momento en el que tu salud no se vería afectada al querer realizar alguna de las mencionadas necesidades.
Un festival fetén, con un cartel magnífico, grandes artistas nacionales e internacionales, para todos los gustos y precios bastante razonables para lo que estamos acostumbrados, que a sus 16 ediciones parece gozar de un inmejorable estado de salud. A destacar lo rico que está el calimocho con Ribera del Duero a un precio, como ya hemos dicho, muy atractivo.
La formación granadina, Los Evangelistas, acompañados por Soleá Morente, fueron sin duda uno de los momentos más emotivos del primer día en el recinto del Sonorama. Un único pero, y es que la voz de Soleá en ocasiones se veía maquillada en exceso por el respaldo acústico con el que cuenta. Con esta peculiar forma de entender e interpretar los diferentes palos del flamenco, pudimos disfrutar del magnífico legado de Enrique Morente que se incluye en Ecuentro y en Homenaje a Enrique Morente. Uno de los momentos cumbre de la actuación del colectivo granadino se pudo vivir durante la interpretación de Yo, poeta decadente, con necesidad inexcusable de las gafas de llorar.
En el Escenario Ribera del Duero nos encontrábamos con uno de los grandes reclamos internacionales, Belle & Sebastian. Los de Glasgow nos ofrecieron una auténtica revolución pop, con más de una decena de músicos sobre el escenario. El tiempo se hizo breve entre tanto hit de la talla de I Didn't See it Coming, Funny Little Frog, I Want The World To Stop o Another Sunny Day. Incluso se atrevieron a subir a varios miembros del público para que les acompañaran bailando el último tema sobre el escenario.
Los toledanos Mucho declaraban, algunos días después de haber terminado su concierto, que querían una residencia vitalicia en el escenario Castilla y León Es Vida. Estos amigos cósmicos se sentían muy bien en las tablas y nos hicieron pasar un rato agradable amenizado con coplas procedentes de sus dos trabajos: el homónimo Mucho y el más reciente El Apocalipsis Según Mucho.
El escenario Ribera del Duero se teñía de ROCK en mayúsculas, era el turno de Loquillo & Friends. Tiene el carisma suficiente para sorprender a cualquiera y varias décadas de experiencia, si además observamos que los años no hacen mucha mella en él, nos da como resultado una actuación explosiva. Recital en el que pudimos disfrutar de sus éxitos de siempre y para los que contó con colaboraciones de algunos amigos. Amigos como The New Raemon que interpretó junto a Loquillo Barcelona Ciudad, los sevillanos Maga que colaboraron interpretando Pégate a mí y Sr. Chinarro con quien cantó Rock and roll star.
Del rock al ruido sin precedentes, los gallegos Triángulo de Amor Bizarro siguen presentando por los diferentes escenarios su recien estrenado trabajo Victoria Mística. Sonaron como un tiro en el escenario Castilla y León es Vida y corrías el riesgo de quedar atrapado en sus túneles sonoros para siempre. Con Triángulo de Amor Bizarro no hay medias tintas, o eres devoto riguroso de lo que predican Isa, Rodrigo, Rafael y Zippo o mejor que te marches a otro escenario, yo devota a muerte, está claro, y seguiré confesándome con ellos siempre que pueda.
Para terminar la jornada (mi jornada, porque el sarao seguía) nos quedamos con Mendetz a los cuales se les podría culpar de provocar dislocaciones diversas entre los asistentes. Pusieron la banda sonora perfecta para que el público se marcara unos buenos bailes de mierda, mientras que la tónica general durante el tiempo de los catalanes en el escenario principal vino determinada por la diversión y el buen rollo.
Y así, bailando, acabó la primera jornada del Sonorama 16.
Fotos: Toni Delong