No solo nos gusta escuchar música; nos gusta vivirla y sentirla, hacerle el amor a los grandes temas del rock, desnudarnos con el duende del flamenco y dormir con el rap.

Weekend Beach día 2 (viernes): Descansados de un día intenso como fue el jueves (aunque los campistas se despertaban a la misma hora que el sol y el calor), los weekers nos preparamos para seguir dándolo todo porque este día tiene un cartel tremendo. Y como somos música, teníamos que seguir atiborrándonos de ella, porque en nuestro estómago había sitio para mucho más.

Makande Weekend

Este día comienza con un importante retraso en el escenario más importante del festival (Torremar); tanto que el concierto de Makandé comienza tres cuartos de hora más tarde de lo previsto. Esto por una parte es terrible porque comienza a romper la buena organización horaria del festival; pero por otra parte es bastante positivo; esperando a nuestro Juanito descubrimos un grupo que no teníamos previsto y se lleva el título de sorpresa del festival: La Selva Sur (cuenta entre sus músicos con mujer y un saxo a sus manos que llenan de personalidad el escenario)

Tras una larga espera por fin sale al escenario Juanito Makandé. Rodeado de flamencos rosas y pájaros negros, este artista continua creciendo; se sientan todos los músicos a su alrededor y él, en una silla roja y con guitarra en mano, nos consigue trasladar a un patio flamenco y familiar. Suena la primera nota y todos los weekers como locos de la emoción. Más de uno enamorado de los ojos de Makandé, más de otro enamorado de Ringo (su perro), al que el cantante afirma ver más pureza en su mirada que en muchas personas con las que se ha cruzado (acertado comentario para los amantes de los animales). El concierto avanza en una una línea un tanto monótona, simple y previsible; tanto que por un momento tiene más protagonismo un superhéroe volador (un simple parapente) que el mismo cantante; “pero no importa”, debería estar pensando él, “esto se arregla con unas Semillas Makandé” y… voilá! Comienza el minuto de publicidad, ya no solo del disco sino también de su marihuana.

El escenario Torremar iba a arder esa noche sin que los festivaleros lo esperaran con las actuaciones de La Raíz y La Gran Pegatina (ambos después de Makandé). 

La Raiz Weekend

Acumulando minutos de retraso el concierto de La Raíz comienza para convertirse en derecho propio como uno de los grandes momentos musicales del festival, sino el que más. Sin palabras. Inicio sorprendente. El punto fuerte de este grupo son las letras reivindicativas, y realmente emociona ver a tanta gente cantar no con la boca, sino con el corazón, con algún que otro puño en alto y alguna que otra bandera republicana ondeando. Suena la primera canción “Entre poetas y presos”, seguida de “Borracha y callejera” acercando la luna a los weekers para tomarse una buena cerveza a su lado. Se forman durante el concierto círculos de pogo (baile frenético que consiste en moverse de forma loca y chocarse con todo el mundo que se quiera unir). Un concierto de 10 que no baja el ritmo en ningún momento, que mantiene inquietos los pies de la gente que siente como las letras desatan poco a poco su libertad, que no se compra con dinero, pero se conquista con música.

En mitad de este concierto empieza Loquillo. El más esperado para muchos que han estados atentos para no quedarse sin un buen sitio en este show. La noche caída, la oscuridad alumbrada con palos de luces rojas, blancas y azules; el rock en persona está a punto de llegar. Y así es; entra Loquillo con gran presencia y actitud, rodeado de cuatro músicos dispuestos a hacer vibrar. El rock nunca se pasará de moda, el rock seduce a gente de todas las edades; y allí estaban todos. Suena la canción “Planeta Rock” y se adelantan todos los músicos (excepto el batería) a cantarle al público cara a cara. Un mítico Loquillo consigue cumplir las expectativas de los weekers más rockeros como no podría ser de otra manera. Una estrella nacional de este nivel no va a decepcionarnos nunca (esperemos).

Y comienza paralelamente La Gran Pegatina, un pedazo de grupo de 14 locos que consiguieron ser el plato fuerte de la noche haciendo bailar hasta a los más parados. Increíble espectáculo en directo; el público al 100% de caderas y manos. Seguimos los bailes como los piden los músicos: derecha, izquierda, dereecha, izquieerda… y ahora ¡sin camisetas! Mucho ritmo hasta en temas tan románticos como “Alosque”. Suena “Y se fue” con un vídeo de lo más salsero de pescaditos bailongos en el mar. Festivaleros con el deseo de no acabar con la charanga, finaliza un gran concierto con “Mari Carmen” y su hijo que es más fiestero que los weekers de este año (y mira que lo son).

La noche avanza pero no se acaba sin presentarnos a Nach, un famoso rapero que se ha ganado el cielo de sus seguidores con temas como “Efectos vocales”. Voy a comentar solo el guiño a la paz usando los móviles del público que ideó el rapero, estos gestos representan la esencia de la buena música. Que por cierto, no es por estropear el momento emotivo pero, hablando de móviles: es lamentable que la gente no los suelte de su mano durante los conciertos. Enfermizo quizá. Vamos a disfrutar en directo, que ya nos encargamos en Musiczine de recordar los buenos momentos que vivimos allí y dejarlos por escrito.

Seguimos siendo música deseando enamorarnos de canciones nuevas, de grupos desconocidos y de personas con arte. Esperamos con ansia el último día de festival; toca descansar, va a ser difícil aguantar toda la noche; pero la música manda.

 

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