Breaking Bad Season 4

AMC cierra la cuarta temporada de Breaking Bad, con trece episodios, en los que se puede disfrutar de una gran calidad en todos los aspectos posibles, cayendo al abismo en el último de los episodios, buscando un final rápido, fácil y dejando en el tintero varias incógnitas. (OJO SPOILERS)

Ciertamente AMC propone una quinta temporada, cuando a todos los efectos vendió en su día que acabaríamos con la adrenalina de la “metanfeta” en esta cuarta temporada. Supongo que los éxitos cosechados a lo largo de esta última han hecho que se decida dar continuidad con una entrega, anunciada el pasado 14 de agosto, y que probablemente salga a la luz este 2012, con 16 capítulos, aunque aún se discute si dividirla en dos entregas o no.

Supongo que esta es la razón por la que se finalizan varias de las historias que tras una perfecta gestación a lo largo de la tercera, curiosamente en los dos últimos capítulos se abandonan, quedando en el más absoluto de los silencios.

Señores qué ocurre con uno de nuestros personajes favoritos, dónde habéis escondido a “Mike”, ese que inicialmente era un investigador privado de Saúl y que va cobrando un protagonismo sublime, convirtiéndose en la mano derecha de Gus, pasando por hombre de confianza de Walter y finalmente de Jesse Pinkman. Pues sí señores, se lo traga alguno de esos guionistas… ¿o se lo guarda como carta bajo la manga para posteriores apariciones?

Y con las nuevas inversiones de la señora Skyler, nos tiramos toda la temporada buscando algo en lo que invertir nuestras ganancias con la “meta”, engañamos al hijo de puta del lavadero de coches, ocupando gran parte de la trama de nuestra cuarta temporada y finalmente, se pierde en el olvido.

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Y el cuñado de Walt, el agente de la DEA, que pasa a ser esta temporada un grano en el culo al principio, luego se transforma en el presunto esclarecedor de toda la trama, y nos conformamos con un ¿“Tu cuñado tenía razón”?

Por no hablar de Saúl Goodman, desaparece asustado por el desenlace de los hechos y luego aparece puntualmente, por una estúpida llamada de Jesse, y no se vuelve a saber nada al respecto.

Algo digno de comentar, la evolución de Jesse Pinkman, que se convierte en aquella persona que todos teníamos la certeza de que antes o después aparecería. Digno de risa incontenida el final de Ted Beneke, ese jefecillo de tres al cuarto que se tira a la mujer de Walt y termina su aparición en la serie de la manera más absurda jamás imaginada.

Me quedo con  el recuerdo de la escena en la que Gus hace su última visita a su amiguito en la residencia de ancianos, y cómo abandona la misma.

En resumen una obra de arte en sus once primeros capítulos y un espeso desenlace en los dos últimos, eso sí derrochando adrenalina y siendo capaces de generar una tensión incontenible en el espectador. Claramente en esa quinta temporada tendrán que iniciar pegando los trocitos que han dejado rotos en la finalización de esta cuarta.

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