Sección: Gala Especial
Dirección: Tom Tykwer
Reparto: Lars Eidinger, Nicolette Krebitz, Elke Biesendorfer, Julius Gause, Elyas Eldridge, Tala Al Deen, Max Kruk, Daniel Grave.
Nota: 2
No está llamado Tom Tykwer para deambular con el tiento necesario por los quebradizos meandros de la sutilidad. Al igual que ese grupo de intensos funambulistas del estruendo (con mucho vacío al fondo), capitaneados por Danny Boyle o Guy Ritchie, el autor de CORRE, LOLA, CORRE es un declarado adicto a la adrenalina de la desmesura, a la adrenalina, que de puro exhausta, diluye su envestida en tila valeriana desventada.
THE LIGHT cumple todos los requisitos de este aguado proceder. Argumento trufado de presuntos prodigios sorpresivos, personajes condenados a una constante sesión de visceralidad impenitente, puesta en escena colaboradora en todo momento de la olla a presión y desenlace morrocotudamente epatador. Lo dicho, la última producción de Tykwer se recrea a sus anchas dentro de este protocolo al que él pone todo su empeño en genuflexionarse.
El film nos presenta a una burguesa familia muy desaliñada, que se congratula en cacarear desde el principio una explícita, caprichosa y repelente funcionalidad. La madre trabaja de cooperadora cultural en Kenia y cuando no está en Kenia chilla mucho. El hijo está adicto a juegos de violencia tridimensional y cuando no está pegando tiros en relieve chilla mucho. La hija se mete alucinógenos por un tubo, y cuando no está colgada chilla mucho. El padre es un predicador de autoestímulos empresariales que se queda en pelotas cuando llega a casa y también chilla mucho, ya sea vestido o con el rabo al aire. A todos estos se les une une de súbito una empleada del hogar siria, que los quiere curar, no chilla nada y tiene un aparatito/lamparita que calma el diluvio neuronal de quien lo mira.
THE LIGHT es el denodado intento de poner coherencia a todo este absoluto dislate argumental. Huelga decir que no lo consigue.
Fundamentalmente porque Tykwer, a los mandos de la cámara y de su puesta en escena, no es que chille: canta La Traviatta con bombardino desafinado.
Y es que, en lugar de tratar de acometer con cierto recato distanciador el cúmulo de temáticas involucrado (el calvario del modelo familiar contemporáneo en Occidente, las dificultades de la financiación de las carencias culturales en el Tercer Mundo, el drama de la emigración ilegal marítima, los problemas de la drogadicción juvenil, el enganche al universo virtual con resultado de aislamiento e incapacidad emocional, la hipocresía europea con respecto a la penuria geográfica alejada de sus fronteras), el realizador germano opta por la multidisciplinaridad genérica para encuadrar esta ristra de complejidades enunciada con una superficialidad mucho más que enojante.
Tykwer propone drama familiar, cine musical, de animación y videográfico, tintes alucinatorios, pasajes ensoñativos, vaivenes temporales y el culo del actor principal en calidad de mueble recibidor. Por demostración de poderío, que no quede. Aquí cualquiera se cree Leo Carax o monta otra EMILIA PÉREZ. El creador de EL PERFUME ni tiene el arrojo autoral, poético y contestarario del primero, ni posee la fiereza conciliadora con la que Audiard resuelve el film protagonizado de modo apasionante por Karla Sofía Gascón.
El naufragio es absoluto. No hay desatascador que deobstruya tamaña aglomeración de restos, impurezas y descomposiciones simbólicas. Por eso THE LIGHT, a fuerza de enseñarlo, va de puto culo desde el principio.