M17 Def

Sección: BERLINALE SPECIAL

Dirección: Bong Joon Hoo

Reparto: Robert Pattinson, Toni Collette, Naomi Ackie, Mark Ruffalo.

Nota: 8

Comentario Crítico

Ha hecho bien el autor de MEMORIES OF A MURDER en tomarse su tiempo tras el arrollador éxito internacional de ese magnífico thriller dramático que fue PARÁSITOS. Un fenómeno cinematográfico así no debe ser fácil de digerir sin que semejante acumulación de premios, reconocimientos y réditos económicos no afecte a la entereza creacional de quien se sitúa en el centro de ese gozoso huracán.

De ahí que lo primero que debe reconocerse tras el visionado de MICKEY 17, su esperadísima nueva producción, es que el cineasta coreano sigue con los pies en la reconocible geografía de sus querencias autorales. De hecho, la decisión de abolir la posibilidad de seguir ahondando en la tipología genérica del film que le valió el Oscar hace cinco años se percibe como más que idónea, por cuanto MICKEY 17 lo que certifica es un retorno al género de la ciencia ficción futurista abordado de forma bien disímil tanto en la adrenalítica  SNOWPIERCER como en la más ingenua (y fallida) OKJA. No un retorno cualquiera, por cierto: el largo tiempo dedicado a esta empresa hace de ella un producto al que se le nota positivamente el cálculo, el mimo, las ansias de volver al espacio ficcional preferido. La repercusión de PARÁSITOS no ha tolerado un "todo vale", sino que ha sido aprovechada para un estimulante ajuste de cuentas personal.

Porque, digámoslo pronto, MICKEY 17 permite una jugosa lectura referencial: la que equivale a considerarlo una suerte de vibrante, ácida mixtura entre los dos films citados en el párrafo anterior. Da la impresión de que funciona de modo asaz fecundi como superación de las deficiencias (mucho más en OKJA que en SNOWPIERCER) habidas en ambos.

Del primero resuenan aquí los ecos de ciencia ficción con protagonismo animal no terrorífico ni homicida (lo que la diferenciaría de THE HOST). Del segundo, el adentramiento en la parábola futurista sustentada de modo metafórico en una suerte de visión pesimista sobre la sociedad contemporánea. No hay en esta ocasión un tren obligado a no detenerse, pero uno de los aciertos principales es el fascinante modelado del personaje central. Mickey, de alguna manera, resulta un trasunto humanoide de ese ferrocarril condenado a una ruta incesante. El film se esfuerza, y logra, por hacer de esa penitencia inatajable, el germen específico de la correosa, cínica originalidad que muy generosamente organiza, apura y celebra.

Mickey 17 es un robot perteneciente a un grupo de creación científica llamado los "prescindibles". De apariencia absolutamente humana, son usados como conejillos de indias en misiones de todo tipo, dado que, aunque fallezcan, se regeneran, vuelven a la vida con sus recuerdos anteriores intactos, al serles estos vueltos a descargar en su cerebro. Mickey vive en un planeta completamente helado, comandado por un matrimonio de tiranos que, de pronto van a sentir como una amenaza la irrupción de unas criaturas desconocidas que, en una de sus misiones, salvaron la vida a Mickey. El film narra fundamentalmente el dilema que le supondrá a este recordar perfectamente el modo en el que fue tratado por aquellas.

En MICKEY 17 vuelve a incidirse por lo tanto en el relato de ciencia ficción dramática, definido por una furibunda, vitriólica visión del poder institucional establecido: la forma de concebir a la pareja de personajes encarnados por unos divertidísimos Mark Ruffalo y Toni Colette se encarga de refrendarlo. Sin embargo, el riesgo de ese maniqueismo superficializador en el que ha incurrido más de una vez el coreano sabe ser esquivado, fundamentalmente, por la minuciosa fascinación antiheroíca con la que el guión se aferra a describir a Mickey (un denodadamente sincero, humilde y entregado Robert Pattinson).

Gracias a este esmero, el espectador no tiene más remedio que rendirse a esta criatura obligada a una resurrección (el 17 hace referencia precisamente al número de vidas nuevas) despreciada por sus superiores. Mickey se mueve entre el privilegio de saberse vetado a la defunción y el cansancio de ser asumido como un ente siempre vapuleado, siempre con el destino iterado en una refundición. El acercamiento tan adhesivo a la personalidad del protagonista hace que los conflictos se resuelvan mucho más por vía dialéctica, razonada, esgrimidora de puntos de interés opuestos que por vía de secuencias de acción al uso. MICKEY 17 abomina la estridencia. Prefiere detenerse en la respuesta que el robot improvisa siempre que alguien le pregunta qué se siente al morir. Ese hálito ingenuamente existencial recorre el film por entre sus pugnas. En tiempos de una IA ya en modo alguno inminente da no poco qué pensar.

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