M L

THE DELINES 

LUCK AND MS. DOOM

Decor Records 

Nota: 8 

Comentario: 

Si John Cheever, Raymond Carver y Sean Baker se fusionaran e hicieran un disco, el resultado sería, sin duda este Mr. Luck and Ms. Doom. Por sus ambientes, sus protagonistas, perdedores la mayoría, por lo sórdido y aun así humorístico de sus situaciones. El nuevo trabajo de The Delines rezuma Estados Unidos por los cuatro costados. Pero bien plasmado. El contexto se encuadra en un folklore asimilado y aplicado de la mejor manera, mientras que la música, por su parte, se acopla y funciona fantásticamente, siendo un acompañamiento muy diestro y coherente para lo que relatan las letras.  

El primer tema, homónimo, se desmarca, por su contenido feliz, del resto de canciones. Se trata de una historia de amor que sale bien, más allá de la incertidumbre futura. El enfoque es el de una calmada balada soul. Comienza con un rasgueo de guitarra y la voz sedosa de la cantante. Poco después se suman la batería, el bajo y el teclado. En el estribillo suena una trompeta que hace, además, unos arreglos formidables entre los silencios que deja la parte vocal. Her ponyboy empieza con el teclado (a veces configurado como piano, otras como un sintetizador con brillo) que da los acordes y la voz. Al final de los versos la intérprete canta a media voz. Luego se incorporan la batería, el bajo (atención a su breve solo) y la guitarra eléctrica limpia, aunque con algo de ganancia, que se encarga de hacer fraseos. La lírica describe una triste historia de yonquis que se fugan.  

Left hook like Frazier (posible referencia al boxeador) arranca con la voz y la guitarra eléctrica, se añaden al poco una pandereta y la batería. A partir de la segunda estrofa la voz está doblada y entre éstas, vuelve a aparecer la trompeta. Si bien esta canción tiene un tratamiento más convencional del desamor, Sitting on the curb encierra un contraste curioso entre lo jocoso de la letra; alguien, en venganza por una infidelidad, quema la casa de su amante y la música pausada de teclado, batería y guitarra eléctrica con tremolo. Por contra, There’s nothing down the highway, corta y desoladora balada de teclado, podría desarrollarse más y mejor. Don’t miss your bus, Lorraine abre con los dos cantantes al unísono, cual The Band o Crosby, Stills, Nash & Young. Es una original composición country, con una guitarra eléctrica que hace arreglos y un teclado que da los acordes y se narra la decadencia de un delincuente.  

The haunting thoughts, sugerente título, detalla el desalentador panorama tanto de la situación del yo poético como de lo que éste va viendo. Consta, por otra parte, de teclado, batería y bajo. Nancy & the Pensacola pimp, o séase, Nancy y el chulo/proxeneta de Pensacola, recuerda a la historia de Bonnie y Clyde, solo que sin el tiroteo final. Se acompaña de batería, teclado, guitarra eléctrica, efectos electrónicos y un trío de violín, viola y cello. Maureen’s gone missing cuenta la desaparación de un ser marginal, a lo largo de la canción aparecen diversos personajes extraños e inquietantes, pero siempre en tercera persona. La introducción corre a cargo de la batería y el teclado, la voz combina el canto con la declamación, pero lo más interesante a nivel musical ocurre en el estribillo. Aquí se oye una sección compuesta por trompeta, saxofón y fiscorno, así como una guitarra eléctrica al final de cada repetición.  

JP and me es similar en contenido lírico al octavo corte, la diferencia reside en que el narrador está en primera persona, es decir, la historia se ve desde la óptica de la chica. Los instrumentos son los cuatro acostumbrados y la voz suena con reverb. Finalmente, Don’t go into that house supone una sucinta coda de voz y teclado sobre la trama de la sexta pista, con tan solo dos versos.  

Mr. Luck and Ms. Doom es un álbum muy interesante. La lírica, inteligente como el coyote de la portada, encierra ciertas complejidades. Refiere historias de estadounidenses perdedores o perdidos y la música le hace justicia, con unos arreglos dignos de elogio, sobre todo por la parte de la trompeta. Por otro lado, la voz es elegante y de un sentimiento profundo. En conclusión, todos los aspectos del disco están cuidados y el producto resultante, en lógica consecuencia, funciona muy bien. La propuesta de los Delines no dejará indiferente a nadie.  

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