BRIAN D’ADDARIO
TILL THE MORNING
Headstack Records
Nota: 7
Comentario:
Estando aún reciente la demostración que dio Brian D’Addario junto a su hermano de que las buenas armonías vocales y las melodías diáfanas, bien construidas, caben en la actualidad tanto como en los tiempos de los Beach Boys y los Beatles, aparece este Till the morning, a su exclusivo cargo. Publicado, además, bajo un sello que estos dos músicos han creado. Al gran precedente que supuso el mencionado A dream is all we know, se suma la curiosidad de establecer un paralelismo con los hermanos Coen. Esto es; ¿Será Brian el hermano listo (Joel) o el excéntrico (Ethan)? ¿Lo que juzgamos favorable en The lemon twigs es mérito único de alguno de los dos hermanos? Pues, afortunadamente, la respuesta es que las virtudes del grupo provienen de ambos artistas. Es decir, Brian D’Addario se desenvuelve bien en solitario, pero con Michael gana en variedad.
El álbum empieza con la canción homónima. Inicia con un redoble de batería y al poco se suma el piano y la voz, doblada en este caso. La letra habla sobre el consuelo que proporciona el ser querido. Una composición agradable, sin más. Song for everyone consta de guitarra y voz. La primera, por sonido y técnica, recuerda a ese gypsy jazz tan popularizado por Django Reinhardt. En el apartado vocal, él mismo se armoniza sus partes cantadas. La lírica, por su parte, invita a no fingir y a encontrar el camino propio. Nothing on my mind versa sobre el vacío y la soledad. Además de la batería, están presentes dos guitarras, una rasguea acordes y otra ejecuta fraseos. En conjunto, es mejorable, le sobra intensidad.
One day I’m coming home es una de las pistas estrella. La batería marca el ritmo a una guitarra pedal steel, tan utilizada por la banda de los hermanos neoyorquinos. Por otra parte, hay un teclado haciendo arreglos. Lo único que merma el resultado es la voz, que rasga demasiado y empuja mucho aire, cuando debería emplear la mitad de esfuerzo. Only to ease my mind se compone de una guitarra acústica, otra eléctrica y un bajo. Nuevamente, Brian se armoniza a sí mismo. El tema de la letra es amoroso, desde esa perspectiva íntima y pasional común en otros de sus versos. Flash in the pan, sexto corte, pareciera sacado de un disco de la fabulosa Creedence Clearwater Revival, tanto por la pandereta presente en el set de la batería, como por el ritmo o la ecualización de la guitarra. Se describe aquí lo efímero de la existencia.
Company, canción sobre la vulnerabilidad, se vertebra alrededor de un piano honky. Su pulso es lento, en contraste con el tema siguiente, This summer, en el que se incluyen la batería, el bajo y dos guitarras (acústica y eléctrica). Esta última toca arreglos entre versos. La voz está, una vez más, doblada. Este corte puede resultar un poco cargante en lo musical, sin embargo, en lo lírico, tiene cierto interés. Se describe aquí la incertidumbre en las relaciones, haciendo analogía de la estación que da título a la composición. What you are is beautiful sigue la estela del segundo track: guitarra y voz. El enfoque que se le da al amor puede remitir también a Only to ease my mind. Useless tears, por otro lado, comienza con una sección de cuerdas y la guitarra acústica. Se narra en ella la lucha interna del narrador y su consiguiente frustración. Finalmente, Spirit without home, balada a piano, trata del desarraigo, de la búsqueda de pertenencia.
En conclusión, podemos afirmar que Brian D’Addario ha salido airoso de su aventura en solitario, si bien es cierto que, a ratos, llega a abusar de varios recursos. Recursos que, de tan oídos tanto aquí como en su banda, dan la sensación de saberse de antemano. Me estoy refiriendo al uso de acordes disminuidos, de armonías, de desplazamientos por la misma o ciertos desarrollos en las melodías. Aun así, en Till the morning se encuentran hallazgos meritorios que el oyente apreciará.