BEIRUT
A STUDY OF LOSSES
Pompeii Records
Nota: 8.6
Comentario:
La banda Beirut vuelve con un estudio apabullante sobre la pérdida, analizada desde perspectivas muy diferentes, pero sabiamente cohesionadas entre sí. Lo que resulta sorprendente es que el proyecto nació de un encargo. Los 18 cortes que conforman A study of losses se concibieron para una compañía sueca de teatro, y, a su vez, toman inspiración de una novela alemana. A este curioso origen, Zach Condon y compañía le han añadido un pop-folk de tintes barrocos y una instrumentación poco usual si nos atenemos a estos parámetros. Además, tanto la composición como la producción hacen justicia a lo ambicioso de la parsimoniosa obra del grupo estadounidense.
En primer lugar, oímos un preludio de cuerdas sintético, de pulso lento, A disappearances and losses, cuyo título ya es una declaración de intenciones. A continuación, suena Forest encyclopedia, que habla de un conocimiento natural que se ha perdido, que ya no es accesible para el ser humano. Se compone de arreglos de cuerdas sintéticas, coros con reverb, ritmos secuenciados, guitarra y la fantástica voz de Condon. Oceanus procellarum, una instrumental en dos por cuatro, se constituye por un clavecín, un arpa y un cuarteto de cuerdas (esta vez analógicas). El ambiente es etéreo y la sensación rítmica, debido a lo percusivo de los elementos y al compás escogido, es poderosa. En Villa Sachetti oímos un instrumento que, a priori, parecería estar fuera de lugar, un ukelele. A este se le suman un piano, coros bien trabajados y la voz. El resultado es inmejorable, pues el primero no desentona nada. La letra versa sobre la desolación.
Mare Crisium es la primera muestra de una sección de instrumentales recogidas bajo el nombre de Mare, es decir todas las piezas que contengan mar en el título, no constarán de lírica alguna. No sé si eso responde a alguna petición de los suecos o es voluntad artística de los de Nuevo México, aun así, no deja de ser llamativo. Al ukelele se le une, esta vez, el cuarteto de cuerdas. Garbo’s face, en emotivo homenaje a la actriz Greta Garbo, reflexiona, mediante el retiro de ésta, sobre cómo la desaparición de los focos puede afectar a la memoria y al recuerdo de un mito. Suenan cuerdas, percusión, la voz doblada y el ukelele. En Mare Imbrium, las cuerdas y los sintetizadores acompañan a una flauta. Tras este interludio pasamos a Tuanaki Atoll, en la que se narra la historia de una isla desaparecida, evocando el paraíso perdido. La instrumentación está en la línea del quinto tema. Posteriormente, aparece la siguiente instrumental con motivo marino; Mare Serenitatis, que tampoco varía en lo que a elementos musicales se refiere.
Guericke’s unicorn consta de batería, sintetizadores de graves profundos y la voz principal doblada. La letra habla de la creación de mitos a través de un fósil falso. Tras otro capítulo de mar instrumental (Mare Humorum) de meritorias armonías vocales, nos trasladamos a la Antigua Grecia de la mano de Sappho’s poems. En este tributo a la poeta de Lesbos, el yo lírico se lamenta de la pérdida cultural y literaria. Suena, además de las cuerdas, un piano eléctrico. Ghost train es otra instrumental. Contiene un sintetizador que emula a un banjo o sucedáneo. Caspian tiger versa, a través de la invocación de este felino extinto, sobre la pérdida. 7 books hace lo propio, pero hablando de los textos perdidos de un profeta. Las pistas finales son instrumentales. La primera, The moonwalker, contiene el ukelele, las cuerdas, armonías vocales y una trompeta. La segunda y la tercera forman parte de esta exposición marina; Mare Nectaris (a base de sintetizadores) y Mare Tranquillitatis (construida sobre los arpegios de una guitarra).
A study of losses es un álbum que requiere sosiego y paciencia para disfrutar totalmente de lo que ofrece. No ya por su duración poco convencional para su nicho de mercado o consumidores, sesenta minutos, sino por los matices que albergan las canciones con y sin letra. El planteamiento, que no la temática, no puede ser más original. Mientras que su desarrollo se despliega de manera pausada, con buen criterio. Tal vez, por querer abarcar tanto, se les haya ido la mano con tanta instrumental. El orden, a veces, está bien dispuesto, dejando reposar la lírica entre un corte y otro, pero, otras veces, despista al oyente, por lo menos en la primera escucha. Ahora bien, en ningún momento flaquean las composiciones, que se ven reforzadas, incluso, por la producción del álbum, algo difícil de conseguir y más aún de cuadrar. Quienes lo hayan intentado, lo saben. Por lo tanto, es aconsejable oír más de una vez la novedosa propuesta de Beirut.