JASMIM
DIAS EM BRANCO
Cuca Monga
Nota: 8.8
Comentario:
En la música de contenido humanista, existen tres maneras de reflexionar acerca de la condición humana. La equivalente a la poesía pura en literatura; yo, mí, me, conmigo, en la que el autor hace las canciones para sí mismo y, si al receptor le ayuda, ya se puede dar por satisfecho. En segundo lugar, tal vez la más clásica; el artista se refiere a la gente, a las personas, quedando éste en un segundo plano o, incluso, totalmente relegado. Y, por último, la opción que presenta el músico portugués Jasmim: una acertada mezcla de las dos posibilidades anteriores. En Dias em branco caben desde lo estrictamente particular, los retratos de un barrio, de un núcleo, hasta la sociedad en toda su extensión. En lo musical ocurre lo mismo, la instrumentación analógica convive y se mezcla sabiamente con la electrónica.
À tua vontade inicia con una brevísima introducción de sintetizador, que da paso al piano y unas palmadas a modo de percusión. Poco después se suma la batería y también unas cuerdas sintéticas entre las estrofas. La letra habla de la insatisfacción que puede provocar la rutina y defiende la autenticidad y la esperanza en el cambio frente a la deshumanización. La canción homónima se refiere a la renovación como solución a la monotonía, a la búsqueda del sentido de lo cotidiano. Además del piano y la batería, distinguimos varios arreglos de guitarra eléctrica tocada con slide y sintetizadores.
Aprender a ver contiene otra escueta introducción, pero de guitarra clásica. Esta pasa a un segundo plano frente a la batería, la guitarra eléctrica y el bajo. La voz, por su parte, suena con bastante reverb. La lírica versa sobre la necesidad de pausa, de contemplación frente a las constantes distracciones del día a día. En Agradecer la guitarra clásica tiene un papel mucho más fundamental. También están presentes el piano eléctrico, la batería, el bajo, unos coros y una cuica. En cuanto al contenido de la letra, se insta a conectar con el presente y la naturaleza. En otro orden, Verdes campos es una preciosa cavilación acerca de la creación artística. Se compone de guitarra clásica (que ejecuta síncopas y ligados) y una flauta que suena entre las estrofas.
Libertar, libertar, libertar comienza con un rasgueo de guitarra eléctrica con reverb y delay, a la que se le añade otra pista de guitarra pedal steel. También oímos unos sintetizadores etéreos. La letra supone una alegoría de la libertad individual, así como una crítica a esa planificación excesiva que acaba por impedir los cambios. Multidão, por otro lado, se compone, únicamente, de guitarra clásica tocada con arpegios. La austeridad instrumental y de la producción es propicia y pertinente, dadas las temáticas del corte; la desconexión colectiva y la necesidad de introspección para remediar la alienación de los individuos.
Tento entender patina, lastimosamente, en la producción, que peca de abuso de electrónica. Se percibe en la percusión y el bajo. El piano y la voz se ven enturbiados por ese otro tipo de sonidos, de forma que el oído se distrae de la súplica amorosa descrita en la lírica. Sin embargo, este desliz queda olvidado gracias al fresco representado en Loja da avenida. ¿Los instrumentos para esta ocasión? Percusión y voz. África y Brasil dicen presente en este formidable candomblé que retrata la vida cotidiana de una pareja desde el punto de vista de uno de los integrantes.
En conclusión, el nuevo álbum del poco prodigado Jasmim, aparte de ser muy agradable de escuchar, que eso sería lo de menos, está plagado de interesantes reflexiones sobre el ser humano. La música, por su parte, no lo es menos, pues alberga una mixtura de géneros magnífica. Sin duda, hay aquí un gran equilibrio entre la música y las letras. Las atmósferas creadas, gracias, entre otras cosas, al acertado manejo de la reverb, son meritorias. Por su título, podría engañar e inducir a pensar que estamos a punto de escuchar un constante lamento vital, pero nada más lejos de la realidad. Éste hace referencia al futuro como página en blanco, como algo por escribir, que no está predestinado. En definitiva, un álbum muy necesario entre tanta vorágine en el errático panorama musical.