MAC DEMARCO
GUITAR
Mac's Record Label
Nota: 6
Comentario:
Guitar es al mismo tiempo un disco desconcertante, transparente en cuanto a su propuesta, variado en las temáticas de las letras; pero con unas lagunas perezosas que contrastan con su solvente producción. Destaca también su austeridad, pues hallamos apenas una batería, un bajo, una guitarra acústica y otra eléctrica que supone uno de los principales reproches debido a su enervante ecualización. En otro orden, la voz del tal Mac DeMarco no está muy trabajada. Y, aunque uno es consciente de que grandes artistas han triunfado sin saber cantar o con un timbre vocal desagradable, no deja de recordar aquellas sabias palabras de Sting: “Antes se hacían pruebas a los músicos para saber si sabías cantar o tocar un instrumento”. De todas maneras, como se verá, hay detalles y pasajes destacables en este disco.
Abre el álbum Shining, una canción sobre la esperanza. Los instrumentos presentes son la guitarra acústica, el bajo y la batería. Llama la atención lo similar que resulta la producción a la del mítico Harvest de Neil Young. Es decir, una batería más bien seca en la que se distinguen muy bien el bombo y la caja, un bajo con un volumen que, sin aturdir, deja distinguir con claridad el papel que desempeña y el rasgueo de la guitarra; ecualizada para no perder la perspectiva rítmica. Una sencillez, en resumidas cuentas, muy efectiva. Lo mismo sucede con Sweeter, en la que se describe una lenitiva relación amorosa. La propuesta varía únicamente por la presencia de unos coros.
Phantom habla de una figura del pasado que retorna y atormenta el presente del narrador. Los elementos musicales se distinguen muy bien, sólo chirría la voz. Nightmare, como su propio título indica, detalla ciertas pesadillas que tienen su origen en la ansiedad y la culpa. La atmósfera relajada es mínimamente perturbada por la inclusión de la guitarra eléctrica con chorus. Pero eso no es nada tomando en cuenta las molestias que están por venir. Terror versa sobre el miedo a perder el control y enfrentarse a uno mismo. Durante los escasos tres minutos suena una guitarra eléctrica con una modulación peculiar, enojosa. Además, la cadencia con la que mueren las notas parece un pato graznando.
El estorbo continúa en Rock and roll (apología de la vida del músico), aunque, esta vez, los arreglos son ligeramente superiores y más variados. Home aboga por regresar a un lugar seguro, tópico manido hasta la saciedad. Y, por supuesto, ese impertinente sonido eléctrico sigue ahí. Tampoco se da por vencido en Nothing at all, corte marcado por la apatía, el vacío y la desconexión. En Punishment se narra la historia de alguien que carga con una culpa del pasado. Por fortuna, la guitarra acústica se encarga de los primeros y agradecidos treinta segundos. Algo es algo. Knockin, por su parte, es una metáfora ambigua sobre un problema u oportunidad, la incógnita se oculta detrás de la puerta, que reaparece. En lo musical, destacan los arreglos del bajo, a veces independientes, otras, emulando la melodía vocal.
Holy sume al oyente en la monotonía. Ya se ha acostumbrado a las secuencias de acordes, al ritmo impuesto por la guitarra. Finalmente, Rooster toma la figura del gallo como símbolo del renacimiento personal. El arpegio de la guitarra es sólido, no así, nuevamente, los efectos escogidos. Podría ser peor (pienso, naturalmente, en los graznidos de esas seis cuerdas).
En suma, Guitar alberga algún hallazgo interesante, como la producción de principios de los setenta o el minimalismo instrumental. Ahora bien, las nefastas decisiones analizadas en lo tocante al sonido de ciertas guitarras eléctricas, lo perezoso de la estructuración de las canciones –algunas duran tan poco que mejor hubiera sido no incluirlas- y la perezosa elección de acordes, merman absolutamente el resultado final. No perderán su tiempo oyendo el disco de DeMarco. Precisamente, porque dura poco. La primera mitad resultará grata al oyente clásico, mas por la segunda no respondo.