Hoy voy a hablar sobre una película de hace dos años, aunque llegue tarde y esté casi todo dicho estoy seguro que a más de uno le ha sucedido como a mí y la ha dejado pasar.
En un prólogo de Poe escrito por Chicho Ibáñez Serrador leí que el miedo le fascinaba porque le hacía sentir indefenso, leer o ver películas de miedo le hacía retroceder a su infancia y por eso le encantaban. Reconozco que es cierto, el incontrolable sentimiento de miedo que algunas veces sientes con este género lo hace bastante atractivo pero también hay que reconocer que es muy complicado encontrar una buena película o un buen libro de terror. El género estadísticamente es bastante mediocre y uno necesita ver diez largometrajes para encontrar uno medianamente interesante, pero cuando tienes la suerte de toparte con una buena, entonces se convierte en una de las mejores.
Let the right one in cuenta la historia de un niño cuya vida cambia por completo cuando en el piso de al lado se muda una niña “un tanto peculiar”. La serie de acontecimientos que suceden, que se narran y que van conformando la trama de la película hacen que todo sea inesperado y por tanto bastante original. Pero, si original es el argumento, más aun es la forma en la que se cuenta, la forma en la que van entrando y saliendo personales, la maestría del director se hace patente en cada detalle de la película.
El marco es perfecto, el norte de Europa en pleno invierno hace, si cabe, más lúgubres los momentos más intensos del film, este factor cobra más sentido en su trasfondo consiguiendo poner en un primer plano la frialdad de muchas situaciones.
Pero la vuelta de tuerca viene dada cuando nos damos cuenta que no solo es una película de terror y aparece una bonita historia romántica. No os confundáis, esto no es Crepúsculo, aquí no tenemos una historia cargada de tópicos con chupasangres llorones y niñas pijas de cuerpos prefabricados, no, aquí el terror y romanticismo se complementan de una forma admirable y hacen que lo irreal parezca verosímil. Las escenas de violencia explícita pasan a un segundo plano sin caer en el uso de la sangre como protagonista y no por ello sin ceder a las situaciones donde hay que contener la respiración.
Una película redonda que es difícil clasificar (véase filmaffinity). Una película que ha pasado a mi elenco de favoritas y que todo el mundo debería de ver, pero no malgastéis vuestro tiempo y dinero en la versión americana, ved la versión original (sueca), entenderéis de que hablo.