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Título: Lo Imposible

Año 2012

Duración 107 min.

País España

Director Juan Antonio Bayona

Guión Sergio G. Sánchez

Música Fernando Velázquez

Fotografía Óscar Faura

Reparto Naomi Watts, Tom Holland, Ewan McGregor, Marta Etura, Geraldine Chaplin, Oaklee Pendergast, Samuel Joslin, Dominic Power, Sönke Möhring, Olivia Jackson, Natalie Lorence, Nicola Harrison, Bruce Blain, Johan Sundberg, Teo Quintavalle, Jan Roland Sundberg

Productora Apaches Entertainment / Telecinco Cinema / Mediaset España / Canal+ España / IVAC / ICAA

Valoración 3.8

La aparición de un film de las características de las de EL ORFANATO vino, hace cinco años, a poner de manifiesto las virtudes de un joven realizador que, en ella, daba muestras de estar capacitado para empresas de gran calado comercial. J. A. Bayona lograba en aquel efectivo ejercicio, mediante unas sorpresivas dotes narradoras,  maquillar las deficiencias de un guión con demasiadas dudas sembradas en su camino. El film protagonizado por Belén rueda era un producto milimétricamente calculado, cuyos riesgos el joven debutante asumía sin complejo alguno. De ahí que, sumadas carencias y capacidades de resolución, la película cuajara una efectividad cuanto menos apreciable. Daba la impresión de que el cine español podía contar con los servicios de un nuevo Amenábar.

Ahora  LO IMPOSIBLE  viene a confirmar las luces y, sobre todo, las sombras de este exitoso alumbramiento. Las luces de un realizador capaz de generar expectación con su proyecto para finalmente culminarlas con un arrollador reconocimiento comercial,  y las sombras de un hábil construidor de productos obsesivamente concentrados en esa finalidad.  LO IMPOSIBLE, pese a su apariencia, supone un ligero paso atrás con respecto a EL ORFANATO. En esta última el descaro en la persecución del objetivo conmocionador alcanza unos niveles palmariamente drásticos, pues los evidentes defectos del largometraje no son causa de un desajuste posterior a la concreción global del film, sino que están perseguidos con alevosía. En la segunda película de Bayona  no hay ni un solo resquicio de trampa que escape a la propia decisión de quien la ha maquinado.

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De sobra conocidos por los fastos de una efectiva campaña de publicidad, la película narra unos asombrosos hechos reales. La odisea que le sobrevino a una familia  española que pasaba sus vacaciones navideñas en un lujoso  hotel la costa de Thailandia y se vio implicada en la catástrofe del tsunami que anegó aquel enclave en el año 2004. En el film la familia es norteamericana y la componen el matrimonio formado por Henry y María, y sus tres hijos Lucas, Thomas y Simon. Su presentación se empeña sibilinamente en no entrar al trapo de ninguna hondura descriptiva. La circunstancia de que la coordenada temporal en la que se enmarca los hechos sea el periodo navideño contribuye a limar cualquier aspereza.

La primera parte del film se centra en la brutal irrupción de la ola asesina en aquel idílico marco costero residencial. Aquí se produce la decisión fundamental que el guión de LO IMPOSIBLE propone como eje desde el que asistir a la barbarie. Los cinco componentes de la familia se hallan en la piscina del hotel cuando, de súbito, aquella emerge desde el mar engulléndolos a todos dentro de su furiosa inercia descontrolada. Pese a que visualizamos perfectamente como los cinco se ven envueltos en eses apocalipsis acuático, la cámara de Bayona sólo perseguirá la desmedida lucha por su supervivencia de dos de ellos: la madre y el hijo mayor.

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Cabe calificar de irrefutable un hecho: la visualización de los esfuerzos de ambos dentro del torrente de agua asesino  es sobrecogedora. La pericia técnica que exhibe Bayona en esos treinta minutos es descomunal. No hay más que rendirse ante el aplomo escénico que sabe imponer para que el espectador sea testigo casi salpicado de la titánica pugna por la vida que emprenden los dos personajes. La larga secuencia supone en sí misma una experiencia espectadora de primer orden. Pocas veces ha podido ser contemplada en pantalla con semejante grado de verismo una catástrofe –marítima o de cualquier tipo-, tal y como el joven realizador sabe esculpirla en la pantalla. En esos momentos, el film se convierte en una sincera muestra de cine virulento, angustioso, temerario y veraz. La lucha por la existencia llevada hasta sus últimas consecuencias. Una madre y un hijo contemplando la fragilidad zaherida del otro en el límite mismo de lo resistible. Los ímprobos esfuerzos por huir de una muerte que espera en el aliento siguiente. El cuerpo humano como madeja de intensidad arrollada por una fuerza tremendamente superior, dispuesta a convertirlo en carne vapuleada sin vida. 

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Cabe reconocer también la elegante elección de Bayona de no hacer de la tesitura una desproporcionada carnicería audiovisual. La frontalidad, la saña y la prontitud con la que está reflejada en la pantalla la peripecia superviviente de Lucas y María en ese impactante tramo choca positivamente con el tacto exhibido por el director a la hora de no ser nada explícito en la mostración del reguero de muerte ocasionado por el paso de la ola. LO IMPOSIBLE  no es luctuosamente morbosa. La secuencia posterior a la desaparición de la corriente del agua, a tal efecto,  es modélica. El rescate de un pequeño niño rubio atrapado entre cañizos, el pudor mostrado por Lucas ante la contemplación del cuerpo semidesnudo y herido de su madre, y los ingratos denuedos por encaramarse a un árbol bastan para suplir la tentación de un poible paseo por entre los ahogados.

Ahora bien, de la misma forma que resulta más que loable la visualización de los hechos hasta ese justo momento, sin embargo, no hay sino que manifestar la profunda decepción que sobreviene cuando el largometraje se vuelve hacia los tres miembros restantes de la familia protagonista. La veracidad del film se ahoga con esa decisión. La obligación de rendirse a los hechos reales que lo originan le juega al film una mala pasada que, da la impresión, Bayona y su guionista no sólo no han hecho ningún esfuerzo en erradicar, sino que, se han encargado de fomentar en calidad de cómplices degradadores del empeño.

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La búsqueda comandada por el padre resulta de una liviandad dramática estupefactamente nociva. Resulta del todo inconcebible asumir las inverosímiles explicaciones de este sobre  los hechos acaecidos junto a él. La desproporción resultante del detallado calvario exhibido sobre las figuras de la madre y el hijo mayor, frente a la descarada ligereza ninguneadora con la que se despacha la aventura vital de los otros tres provoca un vasto desequilibrio que acribilla el melodramático devenir posterior. La imposición de los hechos reales está expuesta sin atender en ningún momento a la creíble escenificación de los hechos cinematográficos. La tarea de justificar los acontecimientos ocurridos está saldada abocando al relato a una simpleza sentimentaloide, lloriquista y bribona. 

El hecho central se convierte en triste símbolo del film mismo. LO IMPOSIBLE dura lo que dura la ola. Cuando ésta concluye, lo que queda es el cadáver del film que pudo haber sido, la extinta contemplación de un producto hecho a golpe de restos plañideros y telefílmicos. Da pena observar cómo el mismo director contribuye a la depauperación de la mayúscula proeza lograda en su primer tramo.  Los resultados económicos podrían haber sido los mismos sin que se atentara a la nobleza de un gran film que, en ese espléndido primer tercio, parece más que posible. La capacidad realizadora esgrimida ahí, los impresionantes esfuerzos interpretativos de una superlativa Naomi Watts y de unos estremecedores rostros infantiles –los tres- y la veracidad física forjada no merecían semejante pereza constructiva. LO IMPOSIBLE  hubiera sido posible y no lo es.

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