20 años cumple el Sónar
20 años. Llevo días pensando en este número, en lo que supone y en lo que significa. Ya sea en la tele, navegando por la red o caminando por la calle no ves otra cosa que el final de una etapa, el final para muchas historias que en otra época quizá seguirían resplandeciendo. Y el mundo de la música, testimonio, víctima y verdugo a la vez del cambio cultural al que asistimos, asiste a la descomposición de toda una estructura globalizada.
Una estructura de la que forma parte y, por ende, sufre su mismo destino. Dejando de lado las disertaciones de un pobre desgraciado como yo, lo que trato de descifrar es como Sónar cumple 20 años en 2013 en un país que, desgraciadamente, no está dando demasiadas alegrías a su población y desde luego está siendo testimonio de lo anteriormente relatado. Si ya en años anteriores comprobamos como los proyectos más jóvenes e inestables se derrumbaban a las primeras de cambio, en los últimos tiempos comprobamos que los grandes tótems de la cultura en este país tampoco son ajenos a este peligro. Me obligo a mi mismo a no escribir ciertas palabras. Resumiendo: Sónar cumple 20 años y lo hace con una salud de hierro, sorteando problemáticas que han acabado con otros y mirando al futuro con optimismo. No nos sacará de pobres a los demás, pero por poco que sea, reconforta ver que algunas cosas sí funcionan.
Cualquiera que haya asistido a una edición del festival habrá detectado aquellos puntos neurálgicos que han hecho de este festival una cita obligatoria para los fans de la música electrónica, para los más ávidos de conocer las últimas tendencias y para aquellos que quieren pasar un gran fin de semana. Dejemos el márqueting para los profesionales que se dedican a ello y que en Advanced Music saben manejar a la perfección. Hablemos de la 20ª edición de este festival y de las novedades que trae consigo.
El cambio de ubicación del Sónar de Día cogió por sorpresa a unos y otros y a pesar de las dudas y el titubeo inicial, parece que ha acabado por convencer al público. No es un capricho. Las rutilantes y cada vez más sonoras quejas por el pobre sonido exhibido en el festival durante el día, los impedimentos de la administración local y el crecimiento del festival han acabado por convencer a los organizadores de abandonar el centro de la ciudad y ese magnífico emplazamiento que era el MACBA y sus alrededores para instalarse en Montjuïc. Perdemos escenarios como el Hall o la Capella dels Àngels, casi irreemplazables, pero ganamos un Auditorio en condiciones que harán las delicias del público más exigente con las actuaciones más intimas y experimentales. También influirá en el tema del transporte y la conexión con el festival nocturno. Mucho más directo y con varias opciones para el transporte. Como siempre, sólo el tiempo dará o quitará razones y es algo que hasta pasado el festival no podremos evaluar de la manera más objetiva posible.
Al programar los artistas, ha resultado inevitable pensar en estos veinte años y en los artistas que han marcado la trayectoria del festival así como de las experiencias que han provocado, muchas de ellas permanentes en el pensamiento colectivo. Así pues, qué mejor manera de celebrar esta fecha que contando con algunos de los nombres propios de la electrónica y del festival, figuras internacionales pero también nacionales, artistas que han contribuido a la evolución de la música electrónica y de baile. No están todos, claro está, pero hay un buen puñado de ellos. Los primeros y los últimos, una retahila de nombres para sumergirse en la nostalgia y el recuerdo, pero también varias promesas con las que mirar al futuro con optimismo y alegría. Felicidades, Sónar.
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