El Imaginario Mundo

Ayer pude ver por fin una de las películas que por sus circunstancias externas más interés tenía en ver una película dirigida por el inclasificable Terry Gillian.

Este director ha dirigido películas tan dispares como “el secreto de los hermanos Grim” o “Las aventuras del barón Münchausen” de entre su repertorio de aventuras, o “12 monos” y “miedo y asco en las Vegas” entre la sátira y lo psicológico o la comedia más surrealista de “los caballeros de la mesa cuadrada”.

Con esas credenciales y con el morbo añadido que su actor principal Heath Ledger, fallecía durante el rodaje, y su ausencia fue suplida por tres actores de relevancia mundial, Jude Law, Johnny Depp y Colin Farrell. Menudo trío que por cierto cada uno supera al anterior.

Hemos mantenido el título original a pesar que al español se tradujo como "El imaginario mundo del Doctor Parnassus".

La película narra de una manera muy arrítmica la historia de un “chiringuito” de teatro capitaneado por el Doctor Parnassus, (Christopher Plummer), donde la cuadrilla ofrece algo más que un simple teatro ambientado en un bosque mágico.

Un viaje a través de la imaginación con una lucha frenética entre un bien, bastante perezoso, y el mal, un mal mucho más eléctrico y moderno. Toda esta lucha es debido a unas apuestas cuyo premios empiezan a aumentar a medida que avanza el tiempo.

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Decimos arrítmica porque realmente lo importante no es lo que se está contando sino cómo se está contando, este lucha clásica entre buenos y malos se encuentra aderezada con el maltrecho Heath Ledger que revoluciona toda la trama de la película e introduce  las escenas más extraordinarias. Aunque el personaje más especial de todos es el interpretado por Tom Waits (así es), que solo el hecho de verlo hacer los movimientos de algunos de sus bailes ya sacan en el espectador una sonrisa.

Una película que puede parecer infantil pero que no lo es ni lo más mínimo, y que no ha contado con el beneplácito de la crítica, pero que sin duda es una película poco habitual, aunque viniendo de Gilliam, ¿qué podías esperar?

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