Título Haywire
Año 2011
Duración 93 min.
País USA
Director Steven Soderbergh
Guión Lem Dobbs
Música David Holmes
Fotografía Steven Soderbergh
Reparto Gina Carano, Ewan McGregor, Michael Douglas, Channing Tatum, Michael Fassbender, Antonio Banderas, Bill Paxton, Michael Angarano
Productora Relativity Media / The Irish Film Board
Valoración 7
Tras el buen sabor de boca dejado por su pasada CONTAGIO, Steven Soderbergh, uno de los cineastas más imprevisibles que le queda al actual cine norteamericano, vuelve a la carga con un nuevo ejercicio fílmico en el que el autor de TRAFFIC acredita que su voluntad todoterreno sigue insaciable. Soderberg, pese a la traza del producto, no se arremanga a hacer lo que hacen otros. Lo suyo es un constante jugueteo con ese cúmulo de tópicos que es la apariencia.
La misma operación deslizante, milimétrica y depurada que efectúo, desde CONTAGIO, para con el subgénero catastrofista, le es aplicada ahora al cine de acción de agentes secretos en esta afilada, creíble y amenísima INDOMABLE, que pudimos disfrutar en la reciente Berlinale 2012.
Esta constante intrusión en el cliché establecido que determina buena parte de su trayectoria le lleva a increpar a ese grupo de films (la saga BOURNE, fundamentalmente; también la de James Bond, desde que la interpreta Daniel Craig.) que ha supuesto una saludable puesta al día en lo que al concepto de cine de espionaje se refiere: sobre todo, por la incorporación de un protagonista mucho más corpóreo, humano y sufriente que los clásicos personajes del cine de acción de los ochenta.
INDOMABLE narra las peripecias de una eficacísima agente secreto. Se llama Mallory Kane y es un arma humana de perfecta resolución, una auténtica profesional, capaz de solventar las misiones más delicadas que le son encomendadas por una siniestra agencia de servicios, en cuya nómina de clientes figuran los gobiernos de los países más importantes del mundo.
La primera escena del film avala la contundencia de su capacidad para la lucha cuerpo a cuerpo. En el interior de una cafetería de carretera, sita en medio de un enclave forestal, la protagonista, cansada, con síntomas de haber sido golpeada en la cara, parece aguardar la visita de alguien. Un gesto de contrariedad le asoma por el rostro al contemplar la llegada de un joven que, en cuanto la ve, acude a sentarse frente a ella.
Tras un poco amigable cruce de palabras, ambos se enzarzan en un fiero combate, del que saldrá mucho más mal parado él que ella. Mallory, con la ayuda de un cliente que le presta su coche y que se sube en él ocupando el asiento de acompañante, escapa del local. A partir de éste momento, la película, mediante la sardónica conversación de los dos ocupantes del automóvil, narrará los hechos que han desencadenado la bestial tunda de mamporrazos que acabamos de contemplar.
A la ya notable pericia que suele imponer Soderbergh tras la cámara, en esta ocasión, se le une lo disfrutable de la utilización de un sano elemento extracinematográfico que le reporta la particular elección de su actriz protagonista. La opción de Gina Carano deviene en el acierto más rotundo de un film que, sin ella, no sería capaz de alcanzar la original frontalidad pugnativa que brinda al espectador.
Carano, la mujer encargada de bregar con la intensa, resolutiva y sagaz Mallory Kane es una de las más conocidas luchadoras de artes marciales mixtas de los Estados Unidos. Un afamado rostro televisivo, perteneciente a esa jungla del espectáculo que es el deporte de contacto pugilístico. Entre sus particulares hitos, encontramos la incorporación del rol de “Crush”, dentro de los populares “Gladiadores Americanos”. Carano es una experta en Muay Thai, aunque integra en esa disciplina indonesia elementos del boxing y del Jiu-Jitsu brasileño.
Soderbergh explota al máximo las posibilidades que le presta la destreza combativa de Carano. En la ya citada secuencia de apertura queda muy a las claras que ni la intentona de Soderbergh, ni la prestación de Carano va a hacer de Mallory Kane una heroína del tipo de las que, por ejemplo, ha explotado en pantalla Angelina Jolie. Esta profesional del espionaje nada tiene que ver con estilizadas, olvidables memeces pirotécnicas del tipo LARA CROFT o WANTED.
En la urgente y verosímil crudeza escenificativa que impone la no mediación de doble alguno en las escenas de combate, se cuaja la novedad más esencial del film: la elección de una protagonista femenina no es una mera operación estética, sino una necesidad que exige la rauda y vertiginosa mediación de un original entramado argumental, ubicado consecutivamente en varias capitales internacionales, y que está narrado trazando una significativa ruptura de la linealidad temporal en el orden cronológico de los hechos.
INDOMABLE es un film que no trata en ningún momento de apartarse de la áspera ligereza sobre la que está conducido. Una de sus virtudes es su autoconsciencia constitutiva: la película se sabe siempre escueta en ambiciones y en parafernalias. De esta exigencia surge el rigor en mostrarse siempre creíble en el espectáculo que se le sirve al espectador. Soderberg no escatima prontitud, verismo y tiempo a los distintos “cuerpo a cuerpo” (impactante secuencia en el interior del hotel irlandés).
En ese sentido el realizador apura al máximo la originalidad nada espectacular de las demarcaciones espaciales elegidas para la ocasión: las estrechas callejuelas del Raval y Barrio Gótico barceloneses, un nada turístico Dublín, un apartado y solitario enclave estadounidense o un chalet mallorquín prestan la sólida verosimilitud física que exige el rabioso y acelerado periplo de la última propuesta del autor de OCEAN´S ELEVEN.
Como muchas otras veces en Soderberg, lo primordial aquí es el seguimiento, irónico y presto, a un enredo en el que el disfrute de los ingredientes destila una importancia superior a la solución del puzle (véase la impactante sencillez del plano que cierra el film).
A tal efecto, cabe destacar la singularidad que aporta la convocatoria de un eminente plantel de actores (Michael Douglas, Ewan McGregor, Channing Tatum, Bill Paxton, Antonio Banderas y Michael Fassbender), enfrentados a una desconocida protagonista que, dueña por completa de la acción, se las habrá de ver con todos y cada uno de ellos. INDOMABLE no se plantea lo femenino como una curiosidad, sino como plus benefactor de un ser acorralado por una traición y que sólo lucha por su engañada supervivencia.
Steven Soderberg vuelve a demostrar que, del capricho, hace depurada, nerviosa virtud.
