Tres Dias Familia 1

Título original: Tres dies amb la família

Año: 2009

Duración: 86 min.

País: España

Directora: Mar Coll

Guión: Mar Coll, Valentina Viso

Música: Maikmaier,Jordi Ribas

Fotografía: Neus Ollé

Reparto: Nausicaa Bonnín, Eduard Fernández, Philippine Leroy-Beaulieu, Francesc Orella, Ramón Fontserè, David Verdaguer, Amália Sancho, Aida Oset

Productora: Escándalo Films

Nota: 7.5

Notabilísimo debut, éste que nos llegó, hace cuatro años (fue Goya al a Mejor Dirección Novel en 2010), de la mano dela jovencísima Mar Coll, la realizadora que ahora regresa a nuestras pantallas de la mano de TODOS QUEREMOS LO MEJOR PARA ELLA.  TRES DÍAS CON LA FAMILIA supuso una estimulante sorpresa. No estamos nada acostumbrados a disfrutar de una primera obra pertrechada de una brillantez escénica tan ajustada.

Da gusto darse de bruces con un ejercicio tan meditado, en el que la teórica inexperiencia de quien se sitúa tras la cámara se ve suplida con firmeza mostrativa aferrada a una serenidad y una capacidad de observación agudísimas. TRES DÍAS CON LA FAMILIA no tiene apariencia de “ópera prima”. Se nota que está resuelta con conocimiento de mucha meditada causa. La debutante mueve los hilos de su coral relato con una desenvoltura propia de bregados en esto del séptimo arte.

Coll privilegia la sugerencia, la insinuación, el atisbo inminente, el deslizamiento oteador; en definitiva, el valor escapista de la imagen, la oportunidad para que cada espectador privilegie, urda, recomponga unas claves emplazadas de modo nada acomodaticio.  Asombra  la destreza mediante la que logra esa apariencia de facilidad tan difícil de esculpir.

Más allá de las manifestadas implicaciones autobiográficas que sobrevuelan todo el devenir narrativo de su film, éste fragua su clarividencia en la milimétrica apuesta personal que la autora se empeña por llevar adelante. TRES DÍAS CON LA FAMILIA no acumularía tanta sinceridad creativa si no fuera consecuencia de una mesura y una reflexión largo tiempo maceradas.

El film arranca con el retorno precipitado de Lea, una joven estudiante de no más de veinte años de edad, a su hogar. Vuelve a Barcelona, desde Francia, dónde está estudiando, tras la noticia del fallecimiento de su abuelo paterno. La película narra la convivencia de toda su familia más cercana, durante los tres días que dura el velatorio y el entierro del finado. Lo más importante del film es que, pese a lo luctuoso de su arranque, Coll hace escorar su devenir a una sugerente observación naturalista de esa reunión.

No hay drama desgarrado, ni devastador lagrimonerío. tres-dias-familia-2La realizadora analiza con afán de intruso espectador la extrañeza que se genera en este tipo de contingencias. La muerte asumida como un trámite, como una cita inevitable que deben solventar de la mejor manera posible los seres a los que atañe. Estos aparecen sin consternación, en calidad de invitados a una ceremonia inaplazable, en la que lo más dificultoso, quizás, sea hacer llevadero ese lapso temporal que los emplaza a un contacto ya perdido. El estruendo masticable del vacío inmediatamente posterior a un reencuentro no voluntario.

La película transcurre, liviana, atenta a la captación de muchos detalles, dejando, incluso, que emerja en momentos muy determinados una deliciosa tonalidad cómica, muy propia de tan obligatoria tesitura. Las circunstancias vitales del difunto -su avanzada edad, su vida solitaria, poco frecuentada por la mayoría de ellos- permite ese tratamiento calmo, estatista, poco visceral. Los congregados hace tiempo que no están juntos.

TRES DÍAS CON LA FAMILIA radiografía ese hueco pantanoso que se establece siempre entre allegados por imperativo paterno o materno, a los que el tiempo ha separado. Ese “shock” intrascendente, absurdo, molesto; esa desazón hierática que se instala en el medio de la irrevocable cita. La parálisis, el nerviosismo, la indisposición, la vacilante cortesía, la conversación forzada, el ansia por la marcha de las saetas del reloj… el film adecua su posicionamiento contemplativo a la aprehensión de ese remanso de fingimientos, de esa intranscendencia con expectativas de definitiva resolución.tres-dias-familia-6

Desechada cualquier tipo de codificada incursión genérica, Coll decide fundamentar el avance de la escasísima arquitectura narrativa que sostiene el film, sobre dos núcleos observativos bien distintos: uno, ya mentado, para con esa forzada convivencia entre la parentela congregada, y, otro, para con el conflicto particular que viaja disimulado en la mochila de Lea (y que, a la postre, actuará como catalizador del que arrastran sus padres).

El primero está solucionado con una imparcialidad expositiva que trata de significar la contrariedad palpable de ese espacio invisible y distanciante que establecela contingencia. Larealizadora impone comedimiento, cual si se tratara de uno de los allegados. Su opción obliga al espectador a tratar de imponer un cierto orden a los apuntes, a los detalles expuestos, confesados dentro de esa panorámica inquieta con la que se los arropa escenográficamente.

Aquel ha de indagar, intentar esclarecer el origen de ciertas actitudes entre los ecos evocados del pasado común, el estado de las distintas relaciones entre ellos, el retrato que va surgiendo sobre la figura del fallecido, los recuerdos que afloran con aviesa intencionalidad, revelaciones durante largo tiempo disimuladas, confidencias dichas al amparo de un cara a cara improvisado.

La historia particular que oculta la joven protagonista desde su arranque espolea el único conflicto violentamente verbalizado. tres-dias-familia-5TRES DÍAS CON LA FAMILIA atenúa su naturaleza coral al detenerse en la figura del personaje que le da inicio. Lea (una arrolladoramente sincera, esquiva, firme Nausicaa Bonnín) arrastra una decisiva tesitura emocional que, causalmente, deja paso a otra muy cercana a ella: la que atañe a sus padres.

El film, en su último tercio,  indaga en la tensión que estalla en ese triángulo que define el choque a tres bandas entre ella, su madre y su padre. La llegada de Lea, de alguna manera, precipita la resolución de un conflicto largamente aparcado. Quizás los pasajes más fallidos del film son, precisamente, los que sirven de preámbulo orientativo, insinuador del estallido final. Quedan sometidas a imprecisión algo impostada las escenas que plasman la extraña convivencia de los dos mayores. Todo lo contrario ocurre con el desenlace. Ahí, el film descerraja una rotunda nitidez melodramática.

Queda dicho, atención a esta debutante y a su nada despreciable instinto escrutador. Una Lucrecia Martel menos ensimismada, más respirable, no tan pesimista y en modo alguno ubicada en un callejón con salida al fondo. TRES DÍAS CON LA FAMILIA aferra su verosimilitud al logro de lo reconocible. Mar Coll nos convoca a la magnitud cortés y falsa de esa ceremonia con máscaras que es la exhibición de nuestra apariencia torpemente amable. El fingimiento, como mecanismo para tramitar impunemente el malestar del mal trago indeclinable.

La joven realizadora catalana exhibe un inusitado talento en conseguir aprehender esa especial cadencia, entre cotidiana y áspera, que se manifiesta cuando la familia ya no es un cúmulo de afectos, sino un obligado protocolo admitido sin elección. Espléndida.

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