Resacn 2 Portada II

Título original The Hangover Part II (The Hangover 2)

Año 2011

Duración 102 min.

País USA

Director Todd Phillips

Guión Scot Armstrong, Craig Mazin, Todd Phillips

Música Christophe Beck

Fotografía Lawrence Sher

Reparto Zach Galifianakis, Bradley Cooper, Ed Helms, Justin Bartha, Paul Giamatti, Jamie Chung, Ken Jeong, Todd Phillips, Mike Tyson, William A. Johnson

Productora Touchstone Pictures / Green Hat Films / Legendary Pictures

Valoración 7.5

 

Hace dos años todos potamos carcajada limpia siendo testigos de excepción de un “post-pedal” de dimensiones comatoso-hilarantes. El soberano “perjudicamiento” se llamó Resacón en las Vegas, sin duda etílica, una de las mejores comedias que ha dado el cine norteamericano en los últimos cinco años. La narración del instante después del “desmemorie” colectivo sufrido por un grupo de amigos, que, tras la despedida de soltero de uno de ellos, se enfrascaban en la exasperada búsqueda del desaparecido novio, sin que ninguno de ellos mantuviere sano en la neurona el más mínimo recuerdo de lo ocurrido la anterior nochecita de beodas marras, daba pie a una descomunalmente tronchante odisea a la búsqueda del recuerdo mamado y del casamentero perdido.

Resacn_2_1

Todd Phillips, el nada ebrio director de la famosa trompa, impartía una soberbia lección de amarre escenográfico al dotar de una punzante cordura narrativa el propósito de contemplar como los tres arrepentidos del chispazo se las ingeniaban para acabar depositando en el altar a la criatura extraviada. Resacón en las Vegas estaba urdida con ingenio y con sólido conocimiento de la explosiva causa: el guión de partida, al mismo tiempo, apuraba al máximo el amnésico punto de partida y lograba que el patético y urgente periplo de los sin recordación resultara tan brutal como coherente. Casi nada en ella estaba dejado al albur. La coartada de la debacle estropeativa y desquiciada no amparaba, en ningún momento, libre albedrío alguno. Resacón en las Vegas era purísima brutalidad con conocimiento. La cordura que no habitaba en las correrías de sus personajes la imponía, agudísimamente, la mano que los hacía tropezarse contra el pánico tiránico de su inconsolable angustia prenupcial.

Ahora, todo el mismo equipo artístico, al que sorprendió el arrollador éxito de la desternillante omisión cerebral primera, vuelve a convocarnos a una nueva perjudicial causa con los tres trastos tronchos. Y la verdad es que ocurre algo curioso con ella. Resacón 2 (¡ahora en Tailandia!), analizada estructuralmente, no es sino una desvergonzada copia de la anterior. Un completo calco de itinerario post-farra concluida malamente. Es decir, tenemos boda, tenemos despedida, tenemos parranda, tenemos agujero negro en la “farmacopeada” mollera, tenemos desaparición de elemento humano integrador de la catarsis, tenemos búsqueda… y tenemos pavor y prisas porque apremia la ceremonia nupcial. Por tener, tenemos animalito en la habitación y fotos aclarativas al final. Esto es, nos hallamos ante un guión simétrico al que dio como fruto un producto adorado por la taquilla mundial hace dos años. Sin embargo, concretada escena a escena, lo que volvemos a constatar es que sigue dando positivo el borrachisposo ingenio que acreditaba la primera.

Resacn_2_2

El “más de lo mismo” es y no es. Es en la corriente de fondo, pero no en la marea de superficie. Más que de guión simétrico, podríamos hablar de trama tropezonamente paralela a la anterior. La valía comediante de Phillips no podía conformarse con someterse al designio de un rápido aprovechamiento del triunfo precedente. Así pues, pese a lo evidente de la iterativa estructura narrativa, lo que da brío a esta nueva entrega es la sutil inteligencia con la que están exprimidas las variaciones que activan el mecanismo del descacharrante invento. De primeras, el cambio geográfico impone una intrahistoria distinta, en la que el recuerdo de la primera es aprovechado en calidad de kafkiano resbalón en la misma trompa. No resulta baladí, pues, el detalle de que la segunda formidable secuencia exponga de forma jugosísima –esa servilleta en la taza de té- la absoluta oposición de Stu a que le sea organizada ningún tipo de fiesta despedidora. El arranque del film describe una seria intentona por conseguir que no vuelva a repetirse lo acaecido.

De alguna manera, Resacón 2 está construida sobre esa terrible sensación que es certificar en carne propia la verdad del archisabido dicho popular que tiene como protagonistas al hombre, a una piedra y a la conjugación del verbo tropezar. Por eso, pese a que haya quien pueda calificar de tomadura de pelo la notoria reproducción, Phillips lo que hace es afirmarse en ese temible surrealismo torturante que es el de volver al laberinto del que tantos esfuerzos recientes te ha costado salir. El guión presta jugosas variantes a esta reincidencia, sin que emerja ápice de baratería desnaturalizante o accidentada en infamia.

Resacn_2_3

Valga como ejemplo dos sabias decisiones que avalan esta defensa del producto: el traslado a Bangkok, que posibilita una concentración de acontecimientos mucho más férrea que la primera parte (la trama mafiosa posee mayor pertinencia y credibilidad, el ambiente recargado, sucio, humeante, desconocido y pululado que presta la urbe asiática adquiere una pátina degradada que expresa espléndidamente el deterioro mental de los tres perdidos) y el abundamiento en la particular patología metal –infantilismo explosivo- que define el imprevisible comportamiento de Alan (sus celos hacia el hermano de la novia como elemento detonador de toda la barbarie, la portentosa escenificación de sus recuerdos tras la meditación en el templo).

Los tres personajes principales ven magníficamente desarrollado el agudo retrato de su incapacidad. Mención especialísima hay que hacer al ensañamiento que se produce con el más atormentado de los tres: Stu, el novio de esta ocasión, al que, nunca mejor dicho, se le somete a una experimentación cárnica que hace honor a la potente brutalidad y a la dolorosa desinhibición de la que hacía gala Resacón en las Vegas. Sigue funcionando con la misma desenvoltura tanto la dirección de Phillips (la secuencia del día después es impecable: vuelve a graduar magníficamente la aparición perjudicada de los protagonistas), como la virulenta complicidad bestialísima que expelían los tres insuperables actores. En definitiva, repetida pero con muchos grados de gracia en los matices post-etílicos. Comparen al enorme felino de la primera con el monito de ésta. Podríamos convenir, incluso, en que hay momentos en los que la copia es mejor. Yo ya estoy esperando la despedida del gordo.

Publica tu comentario en Facebook

 

Lo más leído