El Desconocido Cartel Poster

Título original: El desconocido

Año: 2015

Duración: 102 min.

País: España

Director: Dani de la Torre

Guión: Alberto Marini

Música: Manuel Riveiro

Fotografía: Josu Inchaustegui

Reparto: Luis Tosar, Javier Gutiérrez, Goya Toledo, Elvira Mínguez, Fernando Cayo, Paula del Río, Marco Ruiz, Luis Zahera, Ricardo de Barreiro, María Mera, Antonio Mourelos

Productora: Atresmedia Cine / La Ferme! Productions / Televisión de Galicia (TVG) / Vaca Films

Nota: 3

Hay que reconocerle al debutante Dani de la Torre no poco coraje a la hora de escoger aventura cinematográfica mediante la que irrumpir en el panorama del cine patrio comercial. EL DESCONOCIDO, de partida, se dispone una morrocotuda concatenación de obstáculos, impuesta por una idea central, de partida, del todo condicionadora tanto del conjunto de acaecimientos escogidos para componer el andamiaje narrativo, como, fundamentalmente, de la compleja disposición observativa emplazadda para capturarlos en toda su urgente perentoriedad.El Desconocido 2015 Imagen 1

De camino al colegio de sus dos hijos, con ambos dentro del coche, el director de una oficina bancaria encuentra un móvil que no es suyo dentro del vehículo. Mientras, a través del suyo, no cesa de atender a un peliagudo entuerto profesional con un superior, el móvil hallado suena. Carlos contesta. La voz de un desconocido le asombra con una sorprendente y terrible información: debajo de los asientos hay una bomba; si alguien baja del coche, estallará; si corta la comunicación con el móvil, también; si no cumple con las exigencias económicas expuestas, también. Carlos, por lo tanto, deberá ingeniárselas para tratar que la vida de sus hijos no estalle a voluntad del villano desconocido cuya voz suena al otro lado del móvil.

Tal y como la sinopsis da a entender, la idea central referida en el primer párrafo no es otra que la muy definida demarcación espacial convertida en auténtico emplazamiento escénico a partir del cual se define el devenir global de todo el producto: la mayor parte del metraje va a sucederse dentro del coche del protagonista; la cámara del realizador se impone como primer objetivo capturar las reacciones experimentadas por los tres personajes, en especial, claro está, la del padre de los dos niños sentados en la parte trasera, que deberá ir solventando las dificultades dirimidas del cuantioso apremio económico exigido una y otra vez por el desconocido que ha maquinado la perversa parafernalia intimidatoria.

El Desconocido 2015 Imagen 10

Conviene insistir en la dificultad de la empresa. De la Torre, en un primer momento, da solventes muestras de estar capacitado para la dura exigencia definida: situarse a la altura de un relato caracterizado por la demanda de una tensión y una premura vigiladoras asaz espinosas de solucionar. Durante el primer tercio del metraje, el realizador sabe estar a la altura del exasperante brete inesperado por los personajes. Hasta el momento en el que la huida en el automóvil se ve frenada en la gran plaza de la capital, De la Torre se las ingenia muy bien para capturar la impotencia y la angustia vividas, tanto por el protagonista, en tanto que individuo incesantemente sobrepasado por una impía cadena de acosos, dilemas y revelaciones, como por los vástagos, en tanto que víctimas inesperadas de un agobio en el que ellos, a ojos del desconocido, se tornan aliado imprevisto. Escenas como la del encuentro con el compañero de trabajo esperando con el coche aparcado o las que describen el pánico posterior a la herida del niño y la prohibición de la voz de que Carlos acuda a un hospital dan buena cuenta del brío artesanal creíblemente urgente capturado por el joven debutante tras la cámara.

Ahora bien, a partir de la aparición del personaje interpretado por Fernando Cayo, esto es, a partir de la irrupción del estamento policial tras la detención del auto en el lugar antes citado, De la Torre se muestra completamente impotente para solucionar un potentísimo lastre no previsto: la ominosa brusquedad desbarajustativa de un material escrito que tira por la borda la punzante credibilidad esgrimida hasta ese momento. El guión decide emplazar una serie de giros y soluciones narrativas (las dificultades afectivas de la pareja, las desavenencias entre los mandos policiales, la aparición del hermano, la decisión de la hija de saltar al asiento de delante, el desenlace, y, sobre todo, la maniquea, sonrojante deriva sociológicamente crítica), que, literalmente, destroza las enérgicas virtudes constatadas en un film, que perece por ansias abrumadoras no atajadas con tino. Una cosa es que todos sepamos que el suspense no sea plato que se sirva frío. Otra, bien distinta, es que aceptemos lanzallamas como plancha para un solomillo al punto.

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