Sección: ENCOUNTERS
Dirección: Margarida Gil
Nota: 8.5
Líneas valorativas:
Margarida Gil asesta una lucidísima, arriesgada postulación de hondo calado metacinematográfico en esta fascinante MÃOS NO FOGO. Ya los títulos de crédito nos advierten de que su obra va a abordar una elucubración introspectiva sobre el hacer realizador: unas manos preparan con mimo una vieja cámara de cine. Los micrófonos, el trípode, los aparatos de sonido. Todo el equipo metido en una maleta cerrada, preparada para un viaje. A continuación, se nos presenta a la protagonista.
Es la joven María do Mar, una estudiante de cine que está preparando un trabajo final de carrera: un documental sobre las viejas mansiones situadas en los márgenes del río Duero. La película aborda su estancia en la última en la que tiene previsto rodar. Nada más entrar en ella, pronto comenzará a comprender que su firmeza en la creencia de que el cinematógrafo captura la realidad posee inesperadas fisuras ontológicas. Fisuras que irán resquebrajando certezas no solo didácticas, sino de marcado carácter cognitivo.
La realidad nunca es lo que parece. El cine indaga justo en ese aliento en el que lo real comienza a revelar su secreta naturaleza impostora. La protagonista, engreída por el (falso) poder que le otorga a su voluntad documental, tendrá que asumir los riesgos manipulados de ese autoconvencimiento erróneo. ¿El cine es la vida o la vida es el cine? Los espectadores somos llamados a tomar partido. Los personajes del film verán emplazada su deriva existencial a la respuesta de ese dilema. Oliveira y Buñuel son citados. Pero el referente que emerge apoderándose vampíricamente de toda la inercia maniobrada que emplaza el secreto argumental medular es el ARREBATO de Iván Zulueta. La joven documentalista comienza un periplo sin saber aún que la verdadera pasión por el cine es un viaje. Un viaje con el retorno proscrito.
